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CARTAS AL DIRECTOR

Morir de miedo

¡Estupor! No pude sentir otra cosa que estupor al conocer la noticia de la muerte de una niña palestina de tres años, que perdió la vida por la fuerte impresión que le causaron el estruendo de las amenazantes bombas, disparos y ráfagas y el incesante sobrevuelo de la muerte representada por helicópteros Apache de guerra israelíes.

Yo también tengo miedo a la sinrazón humana, que nos lleva irremisiblemente a repetir pesadillas históricas colectivas, esas guerras que asolaron toda Europa y que repartieron tanto dolor y sufrimiento por el mundo, y que deberían de ser una lección bien aprendida para la inteligencia.

Creo que hay que hablar claro y decir e imponer a Israel que se retire de los territorios que ocupó y que sigue ocupando, y al pueblo palestino, que muestre su clara disposición a convivir armónicamente en un Estado común con Israel, en el que se garanticen los derechos y deberes de ambos pueblos.

Se necesitan corazones políticos con verdaderos deseos de paz, y de superación del odio de generaciones. Se necesita un diálogo franco, para no seguir derramando sangre inocente y avanzar en el camino de la paz y prosperidad en ese territorio. Urgen compromisos sinceros que lideren personas verdaderamente íntegras y nobles. Pero esto no será suficiente sin la ayuda internacional en el proceso. Sorprende mucho que quienes sembraron este conflicto histórico, el Reino Unido, permanezca al margen de su solución.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de septiembre de 2003