Uno de los aspectos que más llaman la atención de los visitantes de nuestra ciudad es la cantidad de árboles que Sevilla posee. Sin embargo, el descuido del Ayuntamiento y su organismo encargado de velar por dicho patrimonio, está consiguiendo que vayan disminuyendo por desidia o incompetencia. No es ya la tala masiva que se ha producido en zonas donde se han construido aparcamientos subterráneos. En estos casos podríamos aceptar cierta lógica. El caso más grave se da en aquellas calles donde se talan árboles envejecidos y que son un peligro para las personas, o cuando se reforman calles para el acondicionamiento de aceras y calzadas. En estos casos, los árboles cortados no son sustituidos por nuevos ejemplares, sino que quedan los lugares donde estuvieron los anteriores vacíos. Esto está sucediendo en calles del Porvenir, como Colombia, Juan Pablo, o de Tabladilla, Genaro Parladé. En el cruce de Bogotá y Cardenal Bueno Monreal han desaparecido este verano media docena de palmeras enanas sin que sepamos la causa.
¿Se está esperando que la misma naturaleza repare esta desidia? A veces, la naturaleza es más inteligente que el organismo encargado del Ayuntamiento, y en algunos huecos que han dejado los árboles arrancados están creciendo retoños de los árboles de alrededor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 1 de octubre de 2003