El 26 de octubre los ciudadanos de la Región Autónoma de Madrid eligirán a su Parlamento. En todo el país estaremos pendientes del resultado. Millones esperamos que éste sea el triunfo de las fuerzas de cambio y progreso. Así se hará justicia al tramposo resultado anterior.
Por ello hay que ir a votar. Se alega que la FSM no merece credibilidad ni confianza. Votar en blanco o abstenerse es, en efecto, un voto de castigo a la FSM y a los políticos de izquierda. Pero es un mayor y duro castigo, de cuatro años, para los ciudadanos de la Región Autónoma, porque se les condena a que, amparados por el PP, se gobierne formalmente con la Ley pero en realidad con la trampa. Ello es dar paso a la corrupción que ha salido a luz en la malograda comisión de la vergüenza. Esto es también permitir que, arropados bajo el interesado manto del PP, hagan su agosto los constructores traficantes de suelo y pululen negocios como tapaderas de abusos a la Seguridad Social y trampas para eludir el fisco.
Que los partidarios del cambio democrático, antes de abstenerse, lo piensen bien. Que sepan que millones de españoles esperamos esperanzados que cumplan con su deber de votar por el cambio. Nos harán un servicio a todos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 1 de octubre de 2003