El Departamento de Justicia de EE UU abrió ayer una investigación para averiguar qué alto cargo de la Casa Blanca filtró a la prensa el nombre de una agente de la CIA con la aparente intención de castigar a su marido, un diplomático que criticó la actuación de la Administración de George Bush en Irak. Consciente de la gravedad de la situación, el presidente ha ordenado a sus subordinados que colaboren con los investigadores. Joseph Wilson, esposo de la espía descubierta, Valerie Plame, señala como responsable de la filtración a Karl Rove, uno de los principales asesores del presidente. Si así quedara demostrado, el terremoto político tendría imprevisibles consecuencias a tan sólo 13 meses de las elecciones presidenciales. Mientras tanto, los demócratas que aspiran a desbancar a Bush exigen una investigación independiente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 1 de octubre de 2003