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Ford suprime 3.000 empleos en Bélgica y estudia concentrar la fabricación en España y Alemania

La noticia fue recibida ayer en Bélgica como un jarro de agua fría. Ford-Europa ha decidido suprimir 3.000 empleos en su fábrica de Genk, la factoría de automóviles más grande del país, un grano de arena más contra el empeño del Gobierno recién salido de las urnas de crear 200.000 puestos de trabajo en esta legislatura.

El plan forma parte de un recorte de 12.000 empleos en todo el mundo de Ford, de los que 7.600 serán en EE UU y 1.700 en Alemania. La crisis del gigante automovilístico americano puede beneficiar indirectamente a España, país en el que, junto a Alemania, podría concentrar probablemente la fabricación en Europa del modelo Focus.

Bélgica, uno de los países con mayor tasa de desempleo de la Unión Europea (8%), se dispone a digerir ahora este nuevo revés tras aquel primero de 1997 en el que vio cómo se cerraba la fábrica de Renault en Vilvorde (al norte de Bruselas), dejando en la calle también a 3.000 trabajadores, y tras el segundo y más contundente de ver, hace sólo dos años, cómo desaparecía su compañía bandera de aviación, Sabena, llevándose más de 6.000 empleos.

El recorte de Ford tocará al tercio de la plantilla de la fábrica de Genk (9.652 trabajadores), que viene sufriendo una paulatina disminución de su actividad. Hace sólo 10 años empleaba a 14.000 trabajadores y generaba nada menos que 2.300 coches diarios. Ahora, la situación es muy distinta.

La competencia de las firmas asiáticas y el gusto europeo por automóviles diésel y pequeños utilitarios ha colocado a la filial norteamericana Ford-Europa en una difícil coyuntura, con pérdidas de hasta 800 millones de dólares en el primer semestre de este año.Las ventas de Ford en EE UU crecieron un 5,2% en septiembre pero han caído un 4,2% en el conjunto del año.

Los sindicatos confiaban en que la empresa cumpliera su promesa de invertir 900 millones de euros en la fábrica de Genk (noreste del país) para ensamblar el modelo Focus. Los malos resultados de la empresa, conocidos a principios de agosto, empezaron a tirar por la borda cualquier esperanza, rota definitivamente ayer, cuando el vicepresidente de Ford-Europa, John Fleming, explicaba que el moderno sistema de producción actual y el excedente de automóviles que sufre la firma no hace necesaria ninguna inversión adicional de la empresa, sino todo lo contrario. Diversos empleados informaron, además, de que numerosas subcontratas se van a liquidar a finales de 2006 y la agencia Belga, además de otros medios de comunicación del país, aventuró que la producción del Focus irá a parar a España y Alemania, un dato que no confirmó la empresa.

Al margen del drama humano de 3.000 trabajadores, muchos de los cuales estaban ligados a la fábrica de Genk casi por tradición familiar, el mazazo repercutió en el Gobierno federal.El primer ministro, el liberal flamenco Guy Verhofstadt, se reunió con el director de operaciones de Ford-Europa, Lewis Booth, y después con los sindicatos, que anunciaron movilizaciones. Ayer quedó paralizada toda actividad en la fábrica.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de octubre de 2003