Las estatuas son asunto polémico en Granada. Los socialistas tuvieron su bronca por la estatua de un caballo. Ahora es el turno del PP, aunque en esta ocasión se trata de la estatua de un alcalde franquista. Tanto el grupo municipal socialista como el de IU rechazaron ayer la intención del alcalde, el popular José Torres Hurtado, de instalar en un lugar de la ciudad aún por decidir una estatua del que fuera nombrado alcalde de la ciudad en plena guerra civil, Antonio Gallego Burín. Éste fue alcalde de Granada desde 1938 hasta 1951.
El portavoz socialista, Juan Montabes, consideró que no era una buena idea "empezar reconociendo la memoria de quienes han pasado por la alcaldía de Granada de un modo unilateral, sin acuerdo y causando una confrontación innecesaria". Los socialistas, según Montabes, estarían a favor de una "revisión equilibrada de la memoria histórica de los alcaldes de la ciudad, con sus luces y sus sombras, pero con un acuerdo de todos los grupos".
Por su parte, Lola Ruiz Doménech, portavoz de IU, fue más lejos y opinó que la decisión de Torres Hurtado suponía un "atropello y atentado" a la democracia. Añadió que colocar un monumento a Gallego Burín es un "retroceso histórico" y que el alcalde "no puede estar pensando en celebrar el 25 aniversario de la Constitución y a la vez homenajear a quien fue representante de la dictadura franquista".
La estatua a este alcalde franquista no es una idea nueva en el Partido Popular granadino. De hecho, la estatua ya está realizada y a falta de que se pague por completo. Gabriel Díaz Berbel fue el alcalde popular que tuvo la idea por primera vez. Pero no fue él quien la encargó y pagó, en 1998, sino un grupo de empresarios granadinos que llegaron a pagar el 80% de los algo más de 100.000 euros que costó. Como nadie concluyó el pago, la estatua sigue en el estudio del escultor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de octubre de 2003