Los actores Antonio Resines y Kiti Manver se han enzarzado en un proyecto con el que soñaban hace tiempo. Una compañía de teatro, a la que no ponen nombre, con la que abordar puestas en escena de obras fundamentales de la dramaturgia contemporánea que no encuentran hueco ni en los circuitos teatrales habituales ni en los teatros públicos.
El primer proyecto puesto en pie, en el que Resines estará en la retaguardia sin actuar y Joaquín Sabina se ha encargado de la música, deja claras cuáles son sus intenciones. Van a estrenar Una habitación luminosa llamada día, obra emblemática de Tony Kushner (Nueva York, 1956), considerado uno de los grandes dramaturgos contemporáneos, heredero del teatro comprometido y crítico de Bertolt Brecht, Tennessee Williams o Arthur Miller. La obra se estrenará el próximo 7 de noviembre en Avilés y estará del 11 al 15 de noviembre en el Festival de Otoño de Madrid, desde donde iniciará una gira.
De Kushner se han representado en España, con éxito sonado, Ángeles en América, con dirección de Josep Maria Flotats; Eslavos, con puesta en escena de Jorge Lavelli, y Homebody -Kabul, con dirección de Declan Donellan. En esta ocasión el director con el que han contado es el escocés Gerry Mulgrew, que ha triunfado en el Reino Unido.
La obra, que ha sido versionada por Paula Soldevila, también actriz del montaje junto a Ana Gracia, Sonsoles Benedicto, Román Luknár y Rafa Castejón, es considerada por Manver y Resines como una de las más hermosas que han leído en su vida: "Además, tiene mucho que ver con las circunstancias actuales", dicen de esta obra, situada en la Alemania de la república de Weimar, un año antes de la toma de poder por parte de Hitler.
Humor
"La obra es una tragicomedia en la que un personaje contemporáneo, una mujer que nos recuerda a Michael Moore, interrumpe situaciones haciéndonos reflexionar, con humor, sobre el momento actual", afirma Soldevila, mientras Manver añade: "Lo que es sorprendente es el extraordinario paralelismo entre aquella situación y la que hoy podemos encontrar en muchas partes del mundo". Mientras Ana Gracia dice: "La función habla mucho del miedo, de la impotencia ante ciertas situaciones...".
Si se pregunta a Resines y a Manver si un teatro público programaría esta pieza de Kushner, ambos dan la misma respuesta: "Deberían hacerlo, porque es una obra crítica con el poder, pero es altamente probable que no lo hicieran", señalan.
Mientras Manver siente pudor al afirmar que han creado una compañía nueva, "la cosa está muy difícil y es aventurado afirmar cuál será nuestra futuro", Resines es más valiente y señala: "A la gente de teatro les asusta crear una compañía, pero lo cierto es que nacemos con vocación de futuro, queremos poner en pie proyectos y yo seguiré apoyando a Kiti y Paula, que son la base de esta historia".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de octubre de 2003