El Ayuntamiento de Bilbao, gobernado por el nacionalista Iñaki Azkuna ha dado de lleno en la diana con la decisión congruente, plausible y sabia de honrar y homenajear a don José María Lidón, magistrado asesinado por ETA, dedicándole una calle de la ciudad. Me parece un reconocimiento de sobra merecido a quien cayó víctima del terror y la sinrazón por cumplir y hacer cumplir la ley.
Este recuerdo a su memoria, sin embargo, pone de manifiesto un agravio comparativo para otras personas también asesinadas por ETA y a las que se les ha negado este reconocimiento. De la misma forma que no debería haber ciudadanos de primera y de segunda, tampoco puede haber víctimas de una y otra categoría. Y el reproche que cabe hacer al Ayuntamiento de Bilbao en este sentido es trasladable a otros consistorios e instituciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de octubre de 2003