En una época en la que los dirigentes políticos son capaces de traicionar a sus partidos por conseguir un cargo o acta de diputado (los del PSOE en Madrid, Vega Baja y Alacantí, los del PP en Andalucía, etc.) un senador, el único cargo que se obtiene por meritos propios ya que las listas son abiertas, por tanto elegidos por los ciudadanos, nos hace pensar que quien dimite por cumplir sus promesas es verdaderamente un político honesto. En los últimos años se han dado pocos casos, en los últimos meses sólo uno, el senador Ángel Franco, sirva pues de ejemplo a compañeros y enemigos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de octubre de 2003