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Crónica:FÚTBOL | La jornada de Liga

Los cañoneros no fallaron

Tiko y Assunçao firman el reparto de puntos en un partido con más corazón que cabeza

El fútbol tiene sus leyes internas. No todo es casual. Por ejemplo, si los partidos se alborotan se suelen resolver de forma sorprendente. En un partido tenso, muy dominado por la presión y los encontronazos, lo más normal es que se resuelva de forma imprevisible. Es decir, Yeste habilita con inteligencia a Etxeberria, a la contra, el delantero del Athletic se trastabilla y esta a punto de caer, pero el defensa que le persigue y le gana en la carrera, Varela, despeja hacia adentro, sin mirar, y le deja el balón en los pies a Tiko que dispara a placer pero necesita que un defensor lo desvíe a la red. Y que Assunçao, desaparecido en combate, jugando al tran-tran, salvara los muebles del Betis con otro derechazo marca de la casa, cuando nadie lo esperaba. Los cañoneros no fallaban. Hicieron su trabajo.

BETIS 1 ATHLETIC 1

Betis: Contreras, Varela (Fernando, m. 60), Lembo, Juanito, Luis Fernández; Arzu, Assunçao; Joaquín, Capi, Denilson; y Palermo (Tote, m. 60).

Athletic: Aranzubia; César, Prieto, Karanka, Del Horno; Ezquerro, Gurpegui, Tiko (Bordas, m. 81), Yeste; Etxeberria (Guerrero, m. 84) y Urzaiz (Iraola,m. 56).

Goles: 0-1. M. 46. Balón en profundidad de Yeste a Etxeberria, Varela despeja hacia el centro y Tiko dispara a placer y el balón golpea en un defensa y se va a la red.

1-1. M. 90. Jugada al borde del área que Tote cede hacia atrás y Assunçao, viniendo desde atrás empalma con la derecha desde fuera del área superando la estirada de Aranzubia.

Árbitro: Tristante Oliva. Amonestó a Lembo, Etxeberria, Del Horno, César, Assunçao, Denilson, Tiko, Prieto, Capi y Aranzubia.

Unos 38.000 espectadores en el Ruiz de Lopera.

Si no sobran las ideas, si sobra corazón, no es extraño que los cañoneros monopolicen los partidos y reunan las miradas en torno a sus botas en función de los libres directos o de la improvisación, no siempre justificada. O que la ley del fútbol, también llamada suma de casualidades, ocupe el lugar del raciocinio. Sobre todo si otros futbolistas destinados a marcar la diferencia prefieren emular a Cardeñosa en el famoso Brasil-España. Joaquín, por ejemplo, se encontró con el balón en el área pequeña, los defensas caídos por el suelo, tras una impetuosa arrancada culminada por un pase de la muerte de Denilson y Joaquín, supuestamente puro arte, como Cardeñosa, se enredó con el balón y lo mandó al anfiteatro, para no ser menos que el gran ídolo del beticismo.

La decepción por la mala resolución fue el epílogo de la única jugada interesante que produjo la primera mitad. Hubo, sí, dos tiros improvisados de Tiko, desde la lejanía más absoluta, una falta de Assunçao que levantó al publico y a la barrera, que la desvió, mucho encontronazo por atasco de efectivos en el medio campo y poca claridad. Como el Betis presionaba muy arriba y el Athletic no sabe sacar jugado el balón desde atrás, el atasco estaba garantizado: uno no salía, -el Athletic- porque no le duraba el balón y otro no reculaba -el Betis- porque no le hacía falta. Sólo Yeste, intermitente como siempre discutía a los artilleros. Con su zurda de seda, en cuanto dejó la banda y se centró, enganchó un zapatazo que tropezó con el larguero. Más que una jugada fue un detalle de calidad individual

Pero el partido era del Betis, antes del gol de Tiko, aunque no sabía muy bien qué hacer con él. Sólo Varela sabía buscar la espalda de los defensores rojiblancos, duros de cintura, aunque quienes menos le entendían eran sus compañeros . A poco que le hubiera ayudado Capi, Joaquín o Denilson, apagadísimos, el Betis se hubiera parecido a lo que Víctor Fernández busca.

Pero fue marcar Tiko y fundirse los plomos del Betis, dentro y fuera del campo. Tanto que Víctor Fernández decidió sustituir a Varela, el clarividente, por Fernando (también al inoperante Palermo por Tote), contribuyendo a atascar aún más la circulación del Betis.

El gol de Tiko midió el tamaño del corazón: ambos equipos lo tienen grande. El Betis para atacar con fe; el Athletic para defender con orden. Pero estaba Assunçao, aunque no lo pareciera, y apareció en el momento oportuno. Como Tiko tuvo su momento de gloria. Empate. Lo normal, quizás lo justo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 5 de octubre de 2003