Una abogada de 29 años que, según fuentes de Yihad Islámica, quería vengar a un hermano y un primo muertos por el Ejército israelí, se cobró ayer la vida de 19 personas, entre ellas cinco niños, en un restaurante de Haifa, al hacer estallar un cinturón bomba. El atentado, perpetrado en el establecimiento propiedad de un árabe israelí, dejó medio centenar de heridos. Es el cuarto más sangriento desde que comenzó la Intifada en otoño de 2000.
El ministro de Sanidad israelí, Danny Naveh, emplazó al resto del Gobierno a "deshacerse" inmediatamente del presidente palestino, Yasir Arafat, lo que podría suponer la expulsión de éste e incluso su eliminación física.
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Una treintena de pacifistas extranjeros e israelíes se desplegaron anoche en Ramala, ante el cuartel general del líder palestino, para actuar como escudos humanos en caso de una operación contra Arafat.
Helicópteros israelíes bombardearon Gaza a primera hora de la madrugada de hoy, en lo que parecía el comienzo de la represalia del gobierno de Ariel Sharon.
El atentado en la ciudad portuaria rompe la calma iniciada el 9 de septiembre, cuando se produjeron dos ataques suicidas en Tel Aviv y Jerusalén, y dificulta la aplicación del plan de paz conocido como la Hoja de Ruta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 5 de octubre de 2003