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Crítica:DANZA | It Dansa

Abstracción y modernidad

Cuatro coreografías de muy distinta duración, intensidad e intención forman este espectáculo de la compañía joven de danza contemporánea del Institut del Teatre de la Diputación de Barcelona, nacida para suministrar a los graduados en danza la ocasión de adentrarse en los secretos del oficio a modo de plataforma de oportunidades, coproducido con el Festival Grec en el año 2000.

Hands, de Wim Vandekeybus y Eduardo Torroja, bajo el concepto musical de Thierry de Mey, se estrenó en su versión original en l987. Es la más abstracta de las cuatro que componen el programa. Sobre un diseño de luces, escenario y vestuario de Ultima Vez se centra, durante apenas diez minutos, en el juego conceptual de dos cuerpos sobre el suelo mientras realizan estilizados juegos de manos sobre la tabla de una mesa, en un repertorio de movimientos in crescendo al hilo de una sugerente percusión.

It Dansa

Por Dansa Jove Companyia de l'Institut del Teatre de Barcelona. Intérpretes, Pilar Abaurrea, Martin Blazer, Anna Cáceres, Arnau Castro, Ariel Cohen, Erik Constantin, Gemma Galera, Virginia Gimeno, Samuel Delvaux, Dominik Dudek, Agurtzane Pérez, Ana Sánchez, Patricia Vázquez, Golan Yosef. Directora artística, Catherine Allard. Teatro Principal. Valencia.

En Ti.To, de Gustav Ramírez, con iluminación de Paco Azorín, se trata de bailar la nada a partir de la pregunta retórica sobre qué hacer cuando sabes que ya no puedes hacer nada más que esperar. Les bras de mer, coreografía y música de Petr Zuska, que también firma el vestuario en su versión original con Roman Solc y la iluminación con Martin Saintonge, se estrenó en Praga en 2002, siendo retomada por la compañía del Institut del Teatre en junio de este año en el marco del festival Sitges Teatre Internacional.

Se trata de una especie de variación sobre la coreografía anterior, en la que una pareja que suma la esperanza al repertorio de sus recuerdos acabará preguntándose por la índole de su relación, antes de interrogarse sobre la identidad del otro y sobre la incertidumbre acerca de uno mismo, todo ello con una fina sensibilidad y firmeza de movimientos.

Cosa distinta es Wolfgang, Bitte,..., del portugués Rui Horta, que también firma la iluminación, la escenografía y el vestuario, estrenada en Frankfurt en 1991. Se trata de una especie de abstracto homenaje a Mozart, cuya música conduce la coreografía, en el que destacan algunas inquietantes composiciones locales. En resumen, cuerpo de baile joven, con técnica ya muy apreciable, que comienza sus pasos por los escenarios. Aún así, no parece de importancia suficiente como para abrir temporada en la primera sala pública de Valencia.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 6 de octubre de 2003