Bagdad y Basora volvieron a ser escenario ayer por segundo día consecutivo de la protesta de cientos de ex militares iraquíes, quienes, pese a recibir el pago de pensiones tras la disolución del Ejército el pasado 23 de mayo, protestan por su situación y reclaman el pago de varios meses aún pendientes de cobro. La protesta más grande se registró en Basora, donde cerca de medio millar de hombres se manifestaron contra la presencia de las tropas británicas en la ciudad, cuyos disparos provocaron la muerte el pasado sábado a un ex uniformado iraquí.
En la capital iraquí, la protesta fue similar aunque mucho más reducida. La policía iraquí informó ayer del fallecimiento de otro de los heridos de bala en la batalla campal del sábado entre iraquíes y estadounidenses, con lo que el número de muertos se eleva a dos.
Los ex militares iraquíes rompieron y quemaron durante los incidentes las listas de beneficiarios de los pagos, con lo que las nuevas entregas de pensiones pueden retrasarse varias semanas, lo que puede agudizar el conflicto.
Por otra parte, EE UU confirmó ayer el despliegue de francotiradores de élite para proteger los oleoductos en el norte del país. Los continuos sabotajes contra la industria petrolífera han sido esgrimidos por los nuevos administradores de Irak como la principal causa de que la producción de crudo no haya alcanzado todavía el nivel anterior a la guerra. Los francotiradores deberán proteger unos 500 kilómetros de tuberías.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 6 de octubre de 2003