Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Tribuna:TURF | GRAN PREMIO ARCO DEL TRIUNFO

La gran carrera para el gran criador

A comienzos del próximo verano se cumplirá el vigésimo aniversario de una de las carreras de caballos más decisivas del pasado siglo desde el punto de vista de la cría del purasangre: el Jockey Club (es decir, el Derby francés) de 1984. Los tres primeros clasificados en aquella ocasión mágica -Darshaan, Rainbow Quest y Sadler Wells- resultaron luego como sementales los tres pilares básicos de la producción europea de caballos de carreras, el primero como heredero de la línea de Mill Reef, el segundo prolongando la de Blushing Groom, y el tercero como el mejor heredero de Northern Dancer.

Darshaan fue un caballo criado por el Aga Khan, como también es propiedad del Aga Khan y criado por él su hijo Dalakhani, que el pasado domingo conquistó el Arco de Triunfo disputado en el hipódromo parisino de Longchamp, tras haber vencido en todas sus carreras anteriores salvo un segundo puesto en el Derby irlandés, a un cuello complacientemente cedido de su compañero de cuadra Alamshar. Es el segundo Arco de Triunfo en cuatro años que gana su propietario, sin duda el más distinguido y meritorio criador que tiene el turf de este continente desde hace décadas: alguien que no se limita sencillamente a comprar buenos caballos de otros a favor de su riqueza, sino que tiene talento y paciencia para conseguir los mejores en su propia yeguada.

El tres años Dalakhani resolvió la gran carrera con envidiable facilidad, dejando atrás a sus coetáneos y a buenos caballos de más edad como si fuesen simples comparsas en un drama que no podía tenerle más que a él como protagonista. Y fue impecablemente montado por el jovencísmo jinete belga Christophe Soumillon, que a sus 22 años añade este nuevo triunfo a tantos anteriores, incluyendo dos Derbys franceses. Da la sensación de que Soumillon es más un amigo que un jinete para Dalakhani, y ambos forman un centauro inspirado que se exhibió en estado de gracia la pasada tarde, fresca y luminosa, en el precioso otoño de París.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de octubre de 2003