Mi padre no era un personaje famoso: no salía en culebrones, no era un tránsfuga, no robaba, ni mataba. Mi padre era un héroe que luchó contra la muerte y contra el cáncer sin escatimar esfuerzos y sin perder el aliento.
Mi padre no ha salido en la tele, pero desafió a su destino hasta el último momento. En estos tiempos tan corruptos, de desidias, de miedos, en estos tiempos que corremos, él se merecería las portadas y no todos éstos.
Gracias de parte de Bernabé, sin duda, a todas las personas del hospital Clínico de día y hospitalización domiciliaria, que con tanto cariño y profesionalidad le atendieron. Ellos también se merecen una portada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de octubre de 2003