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FÚTBOL | Copa del Rey, primera eliminatoria a partido único

El Atlético acabó pidiendo la hora

El equipo de Manzano se clasificó, pero terminó encerrado en su área por el Conquense

A la izquierda, una luna de cartulina naranja sobre la hoz del Huécar; a la derecha, un horizonte plagado de chalés adosados; en medio, un pequeño campo de esos con una pequeña torreta para el hombre de la megafonía. Y en el césped, oscuridad. Un panorama negro para el Atlético, a pesar de los goles, y de que nada más empezar, le llegó un soplo de oxígeno, uno de esos golpes de suerte por los que suspira su técnico, Gregorio Manzano: Rodrigo presionó a la defensa y, algo que nunca pasa en Primera, arrebató el balón al zaguero y marcó. Era el primer tanto, fruto de una jugada, en partido oficial de los rojiblancos. Empezó marcando en el primer minuto, sí, y acabó pidiendo la hora en el último.

CONQUENSE 2 - ATLÉTICO 3

Conquense: Álvaro; L. Cuenca, Lozano, Garai, Alfonso; Lalo, Barber, Ángel Luis, Héctor; Soriano y Castillejo (Barkero, m. 84).

Atlético: Juanma; Aguilera (Gaspar, m. 85), Santi, Lequi, Sergi; De los Santos; Ortiz, Ibagaza, Musampa (Movilla, m. 72); Rodrigo (Paunovic, m. 90); y Javi Moreno.

Goles: 0-1. M. 1. Rodrigo, de tiro raso y cruzado.

1-1. M. 19. Héctor, tras aprovechar un rechace de Juanma.

1-2. M. 34. Rodrigo, de media chilena tras el saque de un córner.

1-3. M. 45. Musampa, tras un rechace.

2-3. M. 53. Castillejo, de penalti.

Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Santi, Lequi y Lalo.

Unos 5.500 espectadores en el polideportivo La Fuensanta de Cuenca.

Y es que la supuesta ventaja psicológica en la que tanto insiste Manzano, que ayer se desgañitó en la banda, no le valió al Atlético, que desperdició su tesoro al ceder el empate a los pocos minutos. Entonces sí reaccionó. Pero exclusivamente por inercia, desde luego no por juego. Todos los goles rojiblancos llegaron en jugadas aisladas y en todo el partido apenas inquietó al meta local, Álvaro. Después tampoco varió en exceso el panorama. Incluso empeoró el juego del Atlético, que se vio recluido en su área. Y es que en ese periodo los rojiblancos asumieron el papel de visitante timorato y jugaron a aguantar al Conquense y a salir, generalmente mal, a la contra.

En la grada también vieron el partido casi todos los integrantes de la plantilla rojiblanca, incluido el tercer portero, Sergio y el lesionado Jorge. Algunos de ellos, incluso, llegaron en coches particulares por la tarde. Y no vieron nada que invite al optimismo desmedido.

El Conquense jugó con el nervio y las ganas que se le presuponen a un equipo de Segunda B ante lo que la prensa local denominó "el partido del siglo". Pero sin calidad y muy nervioso, sobre todo en defensa. La retaguardia del equipo castellano-manchego era incapaz de sacar con limpieza la pelota y de proteger razonablemente los saques de esquina. Sin embargo, a pesar de sus evidentes carencias controló el encuentro y dispuso, a través de Soriano y Lalo, sobre todo, de bastantes más oportunidades que los rojiblancos. El Atlético jugó muy desordenado, con la mente en blanco y embotellado en su laberinto de dudas habitual.

Esta vez el peso de Primera si inclinó la balanza. Pura rutina, poco juego, y eso que en el césped, el Atlético puso a todos sus pesos pesados disponibles; casi todos menos Torres. Eso sí, Movilla, convertido en uno de los nombres propios centrales del debate en el Atlético, debutó esta temporada en partido oficial cuando Manzano decidió ante la incertidumbre del resultado meter a otro medio centro junto a De los Santos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 9 de octubre de 2003