Banda con quince años de carrera a sus espaldas, Los Piojos posee, como pudo admirarse en el segundo de los siete conciertos que la banda va a dar en una gira por capitales españolas, lo mejor y carece de lo peor de los arquetipos del rock argentino.
Buen pop rock sin excesivo peso de blues, capacidad de conexión dentro de los parámetros del rock de siempre y canciones cuyas letras ponen la piel de gallina.
Afortunadamente, no tienen, por elección propia y desde el inicio de su carrera, esa inevitable dependencia del mito de los Stones.
El grupo liderado por Andrés Ciro se dio en su presentación en Madrid un festín de buen rock acompañado de numerosos paisanos -a los seguidores de la banda les llaman piojosos-, que abarrotaban el local y calentaron el ambiente con himnos futboleros. Hasta veintiuna canciones de todas las épocas del grupo, incluso las de su inminente disco Máquina de sangre, sonaron dinámicas, llenas de raíces rioplatenses, de brío guitarrero y el cuchillo de una armónica sesgando notas y dejando un reguero de magia a su paso.
Los Piojos
Andrés Ciro Martínez (voz, armónica, guitarra y coros), Daniel Fernández (guitarras y coros), Miguel Rodríguez (bajo y coros), Gustavo Kupinski (guitarras y coros), Sebastián Cardero (batería y percusión), Chango Farias Gómez (percusión) y Silvio Marzolini (teclados). Sala Arena. Madrid, 7 y 8 de octubre.
Excelente noche
Marado, Morella, una revisión del clásico tango de Discépolo Yira Yira y, sobre todo, la canción Pistolas ("Pistolas que se disparan solas..., caídos, todos desconocidos"...), fueron los momentos de interés de una excelente noche de rock con acento argentino.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 9 de octubre de 2003