Manuela Mena decía que el proyecto de la retrospectiva de Manet había sido "un camino tremendo, como subir al Everest, pero con ayuda de buenos sherpas" y en el mismo momento se cayeron los paneles que formaban el enorme cartel con la reproducción del cuadro El pífano, que preside en la sala dedicada a Velázquez, ahora vacía, la presentación a los medios. Miguel Zugaza se apresuró a decir que no era una protesta de Velázquez al ver el sitio de Las meninas ocupado por el joven músico militar, y atribuyó el estruendo a las vibraciones de las obras de la ampliación del museo.
Los cuadros de Velázquez han salido a la galería central para estar más cerca de las interpretaciones de Manet. En el montaje y en las reproducciones y textos del catálogo son continuos los paralelismos entre obras de los dos artistas (tipo Pablo de Valladolid y El actor trágico), que se extiende a otros autores y temas de la historia del arte. Goya también ha dejado las salas habituales para el grueso de la muestra, distribuida por temas y mezclando dibujos, grabados y pinturas para analizar el proceso de creación y las referencias continuas a la pintura española. Se mantiene en la sala Los fusilamientos del 3 de mayo para seguir las composiciones de dos versiones de La ejecución de Maximiliano, en México (1867). Faltó a su cita la del Museo de Mannheim, por problemas de conservación.
El montaje recorre todos los géneros de Manet, como el retrato, los bodegones, la pintura de historia y religiosa, con piezas que determinan la evolución pictórica, como El cantante español, El balcón, El retrato de Emile Zola (uno de sus grandes amigos, junto con Baudelaire y Mallarmé), Música en las Tullerías y Bar en el Folies-Bergère. Otras telas no se han prestado, como Lola de Valencia, El desayuno en el estudio y las obras maestras, Olimpia y Déjeuner sur l'herbe, que no salen del D'Orsay. Faltan temas relacionados con el mar, motivo de una próxima exposición en Chicago, que prepara Juliet Wilson-Bareau, colaboradora del catálogo junto con François Cachin, Manuela Mena, Valeriano Bozal, Ángel González y Gudrun Mühle-Maurer.
José Luis Díez, subdirector del museo, dice que es una exposición "por el Prado, para el Prado y para los ojos del Prado", por la "sorprendente naturalidad" con que se ven juntos los cuadros de Manet, Velázquez, Ribera, Goya, Murillo. Destaca "la voluntad de mirar a Manet desde el Prado" y con "el rigor, la sensibilidad y conocimientos" de Manuela Mena, en uno de sus piropos a la comisaria.
La exposición permanecerá abierta desde el martes. De forma paralela se desarrollan ciclos de conferencias y conciertos. Se pueden adquirir entradas con antelación a través del teléfono 902 400 222, la web www.museoprado.es (también el catálogo, 39 euros) y en El Corte Inglés (6 euros), y la visita cuenta con audioguías. En la tienda se venden lápices, chapas, chocolatinas, postales, alfombrilla de ordenador y un móvil de El pífano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de octubre de 2003