Mohamed VI dio ayer un paso de gigante hacia la equiparación en Marruecos de los derechos de la mujer y del hombre administrando, de paso, un bofetón al conjunto de los islamistas que en marzo de 2000 congregaron a un millón de manifestantes en Casablanca para rechazar cualquier cambio.
El monarca pronunció un discurso, con motivo de la apertura de la sesión parlamentaria otoñal, en el que empezó lamentando el escaso número de mujeres elegidas concejalas en las elecciones municipales de hace un mes.
"¿Cómo", se preguntó, "poder garantizar el progreso y la prosperidad de una sociedad cuando las mujeres, que suponen la mitad [de sus ciudadanos], ven que sus derechos son pisoteados y padecen injusticia, violencia y marginación pese al derecho a la dignidad y a un trato ecuánime que les confiere nuestra santa religión?".
El soberano zanjó a continuación el largo debate, entre conservadores y liberales, sobre la modificación del llamado Código de Familia inclinándose a favor de estos últimos. Anunció una larga serie de medidas prácticas que serán recogidas en una ley.
La familia estará bajo "la responsabilidad conjunta de ambos esposos" y no sólo del marido. "La mujer no podrá contraer matrimonio en contra de su voluntad" y sólo podrá casarse a partir de los 18 años a menos que un juez, por causa justificada, decida recortar la edad.
La poligamia no queda prohibida pero sí muy restringida. La esposa podrá obligar a su marido, en el contrato de matrimonio, a renunciar a tener más cónyuges. Aunque no haya incluido esta cláusula, el marido no podrá casarse una segunda vez sin que un juez haya comprobado que dispone de medios para otorgar a su nueva esposa e hijos el mismo trato que a la primera. Ésta podrá entonces pedir el divorcio y obtener una reparación por el daño padecido.
La repudiación de la mujer por su esposo queda casi abolida y sustituida por el divorcio que las esposas podrán obtener alegando el abandono del domicilio conyungal o la violencia doméstica a la que estén sometidas. La mujer obtiene además el derecho de guardia y custodia de los hijos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de octubre de 2003