Todos los equipos que tenían la clasificación en su mano cumplieron. Algunos, como Alemania e Italia, de forma holgada. Más problemas, como se esperaba, tuvo Inglaterra, que sufrió de lo lindo para salir indemne de Turquía, en un encuentro que había disparado todas las alarmas en cuanto a la seguridad y que finalizó con empate a cero.
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Pese al infernal ambiente que se vivió en las gradas, al árbitro del encuentro, el italiano Pierluigi Collina, no le tembló el pulso. En el minuto 37 no dudó en señalar un penalti a favor de Inglaterra. Fue Beckham el encargado de lanzar la máxima pena, y de fallarla. Justo en el momento en el que golpeaba el balón se resbaló de forma espectacular y mandó éste a las nubes.
A la postre, ese error no fue fatal para Inglaterra, pero poco faltó. Mientras en las gradas se lanzaban cohetes y cuando Beckham, caído en el suelo, se incorporaba, el defensa turco Alpay se acercó y se encaró con él. Según relataría luego el jugador inglés, Alpay le mentó a su madre. Beckham se enfrentó a él e incluso intentó golpearle en el vientre, sin alcanzar su objetivo.
Los compañeros de ambos evitaron que el altercado fuera a más. Sin embargo, la batalla continuó en el túnel de vestuarios, una vez señalado el descanso, donde, según la cadena de televisión Sky, se montó un lío descomunal en el que se vieron envueltas medio centenarde personas, entre futbolistas, técnicos, ayudantes y miembros de seguridad. Una vez se apaciguaron los ánimos, Collina llamó a Beckham y Alpay a su vestuario y les pidió calma.
Fue el suceso más llamativo en un partido en el que las autoridades turcas habían tomado unas extraordinarias medidas de seguridad, impidiendo la presencia de seguidores ingleses en la grada. Ya el día anterior, se prohibió la entrada al país a dos hooligans. Ayer, esa cifra se disparó, hasta alcanzar los 43 expulsados, a quienes se mandó de vuelta a casa desde el aeropuerto de Estambul. Esos aficionados desoyeron las recomendaciones de la federación inglesa, que había pedido que nadie viajara a Turquía.
Tampoco obedecieron los cuatro miembros de una familia que fueron detenidos en los aledaños del estadio Sukru Saragoglu. Se trataba de una pareja y sus dos hijos. Los padres llevaban puesta una camiseta de la selección turca, mientras los dos niños vestían la elástica del Fenerbahce, equipo que suele actuar en el citado estadio. Aunque no quedó del todo claro cómo les descubrieron, la policía confirmó que se trataba de cuatro ciudadanos de nacionalidad inglesa.
Alemania, como Inglaterra, se jugaba el futuro en el último envite. Una derrota ante Islandia en Hamburgo le desalojaba de la primera plaza de su grupo, en beneficio de los nórdicos, y le enviaba a la repesca. El empate bastaba a los germanos, que sin embargo resolvieron con rapidez. Con tanta, que en el minuto nueve Ballack ya adelantó a su equipo, que acabó goleando (3-0).
Aún más lejos llegó Italia, ante una selección tan débil como Azebaiyán. Inzagui, en dos ocasiones, Vieri y Di Viaio fueron los autores del 4-0 final. Pese a la goleada, Vieri no se debió quedar muy satisfecho. En el minuto 55, al ser sustituido por Di Viaio, dio una patada a una botella de agua que luego lanzó hacia la zona donde se encontraba el seleccionador, Giovanni Trapattoni.
También Suiza tenía en su mano el viaje a Portugal. Y no dejó escapar la ocasión. Derrotó sin problemas, 2-0, a Irlanda, que aún tenía posibilidades, e hizo inútil el triunfo de Rusia ante Georgia (3-1).
La mayor igualdad se vivía en el grupo 2, en el que hasta cuatro equipos se jugaban las dos primeras plazas. Dinamarca logró empatar en su visita a Bosnia y Noruega ganó con mucha más dificultad de la prevista (1-0) a uno de los peores equipos del panorama europeo, Luxemburgo. De este modo, daneses y noruegos alcanzaron las dos primeras plazas, dejando fuera de la fase final a Rumania. La gran sorpresa de la jornada la protagonizó Letonia. Jugaba en Suecia, ante un rival ya clasificado, al que sorprendió (0-1) con lo que alcanzó la segunda plaza del grupo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de octubre de 2003