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La mitad de los últimos atentados de ETA perseguía la extorsión

Los daños a Olloquiegui alcanzan los dos millones de euros

La mitad de los atentados con explosivos cometidos por ETA en lo que va de año han tenido como principal objetivo forzar la voluntad de empresarios que se resisten a la extorsión, una línea que era hasta ahora marginal en su actividad terrorista. Las dos bombas colocadas bajo sendos camiones de la empresa Olloquiegui en Irún, que calcinaron 11 vehículos, han causado daños estimados inicialmente en dos millones de euros.

El repaso estadístico de los atentados de ETA refleja, para los analistas, lo necesitada de fondos que está esta banda terrorista, a la vez que muestra a las claras su mermada capacidad operativa. No sólo llama la atención la progresiva disminución de atentados -este año lleva 17 frente a los 26 del pasado-, sino cómo ha invertido la orientación de sus intereses criminales, aunque mantenga intactos los objetivos principales de su actuación. Este año, ETA ha puesto el acento y el esfuerzo de sus activistas en la presión y la amenaza a las empresas y empresarios vascos con el fin de impedir que se produzca un relajamiento en la recaudación del impuesto revolucionario, una práctica histórica para la banda que le ha proporcionado jugosos resultados.

Los 17 atentados cometidos por ETA en 2003 han tenido entre sus objetivos, como siempre, a las distintas fuerzas de seguridad: agentes de la Ertzaintza en el País Vasco, policías nacionales en Navarra y el sargento-jefe de la Policía Municipal de Andoain, Joseba Pagazaurtundua. Además, ETA ha mantenido su presión contra los intereses turísticos en España. Pero el objetivo principal han sido distintas empresas, contra las que ha dirigido siete de los 15 atentados con bomba -en otros dos casos utilizó armas de fuego contra agentes de la policía- que ha cometido desde enero pasado. En el año 2002, de los 26 atentados, sólo tres estuvieron destinados a reforzar el objetivo de la extorsión contra los empresarios.

Las siete acciones violentas que ETA ha dirigido contra empresas no han causado víctimas y han consistido en la colocación de bombas de fabricación propia con las que han provocado importantísimos daños económicos. El atentado contra el Hotel de los Tamarises, en Getxo (Vizcaya), cuya cafetería quedó seriamente dañada en junio por 15 kilos de explosivo, tenía ese mensaje directo, aunque pudiera ser interpretado como un atentado contra la burguesía vasca que lo frecuenta.

Artefacto en un hotel

El móvil de la extorsión también estaba tras el artefacto desactivado, en plenas fiestas de San Fermín, en el céntrico Hotel Maisonave de Pamplona. Iberdrola ha sido destinataria de un coche-bomba que no llegó a explotar, pero con el que ETA trató de volar una de sus sedes situada en las afueras de Bilbao.

Otras empresas de transporte han estado en la diana de ETA. Dos camiones de la compañía Azkar aparcados junto a su sede de Bedia (Vizcaya) fueron atacados en junio y, dos meses más tarde, la Ertzaintza conseguía desactivar una bomba dirigida a Transportes La Guipuzcoana en Azkoitia (Guipúzcoa). Dos días después, otro artefacto causaba graves daños materiales en el concesionario de Opel en Leioa (Vizcaya).

Las dos bombas compuestas de un kilo de una mezcla de cloratita y titadine colocadas contra sendos camiones de Transportes Olloquiegui en Irún abundan en esta línea de aviso y amenaza a empresarios. Los daños causados en los once camiones que quedaron calcinados se elevan a un millón de euros, según los peritos del Consorcio de Compensación de Seguros, aunque otras fuentes consultadas estiman en, al menos, el doble la cuantía de las pérdidas. El fuego causado por las dos bombas destrozó completamente seis camiones así como la carga de seis remolques que portaban papel, bobinas y motores, y afectó a siete cabezas tractoras.

El lehendakari, Juan José Ibarretxe, además de condenar ayer este atentado, destacó que los actos vandálicos de ETA "dan asco" a los ciudadanos vascos. "Cada vez somos más los que militamos detrás de la frase ETA kanpora", dijo Ibarretxe antes de asegurar que cada vez "son más" dentro de la izquierda abertzale los que rechazan los atentados de la banda armada.

El consejero de Transportes, Alvaro Amann y el Círculo de Empresarios Vascos, así como las asociaciones de transportistas de cada territorio vasco, denunciaron ayer la "extorsión" económica que ETA ejerce sobre los empresarios, tanto mediante los atentados, como con las cartas exigiendo el cobro de dinero.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de octubre de 2003