A Feliciano López la decisión le cogió por sorpresa. Después de que el G-3, el grupo de capitanes del equipo español de Copa Davis, hubiera hecho una apuesta tan clara por el mismo bloque de jugadores -Ferrero, Moyà, Corretja y Costa- durante todo el año, romperlo para la final no parecía la conclusión más lógica. Sin embargo, la última ronda introducía nuevos elementos que invitaban a hacer algunas pruebas: la final se disputará en Australia y en hierba en noviembre.
Ésta fue la premisa fundamental que llevó al G-3 a anunciar hace sólo unas semanas que, antes de tomar una decisión, querían probar de qué era capaz un doble nuevo, compuesto por Àlex Corretja y Feliciano López, el único tenista español desde Orantes y Santana que ha llegado dos veces consecutivas a octavos de final de Wimbledon. La primera prueba se producirá hoy (21.00 aproximadamente) en el Masters, que les dio una invitación. Y no será fácil, puesto que debutarán ante la segunda pareja mundial: Mahesh Bhupathi (India) y Max Mirnyi (Bielorrusia).
La decisión no fue fácil ni para el G-3 ni tampoco para Corretja, puesto que de un plumazo dejaban en la estacada a Albert Costa, un habitual top ten, que había aceptado el sacrificio de ser seleccionado para el doble. El principal problema que planteaba Costa era el hecho de no haber pisado la hierba en los últimos cuatro años y de no haber superado nunca una segunda ronda en la capital británica.
"Jugamos en hierba y queremos agotar todas las armas que tengamos en la mano", aseguró Juan Bautista Avendaño, miembro del G-3, el día que anunció el cambio. "No podemos ser sentimentalistas en estas cuestiones. Somos profesionales". "Lo siento por Albert, porque ha sido un modelo de jugador de equipo", agregó Jordi Arrese, que será capitán en Australia. Josep Perlas no habló. Es el más involucrado de los tres capitanes, puesto que es el entrenador de Costa.
El dilema se le planteaba también a Corretja, no sólo porque desde que Joan Balcells fue descabalgado del equipo el año pasado había jugado el doble con Costa, sino porque le une una profunda amistad con el leridano. "Para mí no fue tampoco fácil", confesó Corretja. "Pero los capitanes nos pidieron a mí y a Feliciano que probáramos en dobles y ambos estuvimos de acuerdo. Me pareció una decisión valiente". "No entro en lo que pueda pensar Albert", agregó Corretja, cuando le preguntaron si tenía motivos para sentirse traicionado. "Simplemente, estoy contento de que hayan pensado en mí. Si es justo o no, no lo analizo".
Lo cierto, sin embargo, es que la selección de Corretja fue cuestionada en el G-3. Los principales méritos que se le imputan al catalán son haber ganado en 2002 a Sampras en hierba en Houston en las semifinales de la Davis y el ser considerado todavía el líder sentimental del equipo. Pero el lunes cerró una racha de seis derrotas consecutivas y su clasificación es bajísima (127º). Feliciano ya aprobó un examen ayer al eliminar, precisamente, al australiano Mark Philippoussis en un vibrante partido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de octubre de 2003