Las caceroladas persistentes durante el día sirven a los huelguistas del Hotel María Cristina para hacerse notar en la ciudad y ante la dirección del emblemático establecimiento donostiarra que permanece abierto, pero bajo mínimos, al cumplirse un mes de huelga .
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de octubre de 2003