Un jurista apasionado, Jesús María Boccio, ajeno a la informática, es el propietario de la firma SRW, instalada en Bruselas. Con uno de sus programas de reconocimiento de voz trabajan los traductores de la Comisión Europea, de la ONU y del Parlamento Europeo entre otros.
El responsable del proyecto de reconocimiento vocal de la Comisión Europea, Antonio Ballesteros, señala: "Generamos todos los años 1,2 millones de páginas y tenemos 1.200 traductores, de los que 250 ya usan este sistema. Teniendo en cuenta que no está en los 11 idiomas oficiales supone una penetración del 60%".
El programa SRW permite que el ordenador reconoza una voz con sólo cinco minutos de pruebas y luego escribe a una velocidad de 180 palabras por minuto.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de octubre de 2003