EE UU luchó anoche por obtener el respaldo del Consejo de Seguridad a su propuesta de resolución sobre Irak. Washington contaba en principio con los nueve votos necesarios para la aprobación del texto, pero en un pulso diplomático de último minuto parecía haber conseguido el apoyo de países clave, esencialmente Rusia y China, que hasta ahora se habían resistido a otorgarle plenos poderes en Bagdad. La votación de la resolución se pospuso varias veces y no se había producido al cierre de esta edición. La gran perdedora de estas semanas de intenso debate es la ONU, que se queda al margen de la reconstrucción iraquí.
Tras seis semanas de negociaciones, la recta final fue maratoniana. En una sesión que se prolongó hasta tarde en la noche de ayer (madrugada en España), tras ser pospuesta en varias ocasiones, EE UU propuso un quinto borrador que incluía algunos cambios sustanciales. Se centraban sobre todo en garantizar que las fuerzas de ocupación abandonarían Irak tras la celebración de elecciones y la toma de posesión de un gobierno representativo en Bagdad. También otorgaban un mayor papel al secretario general en la elaboración de la constitución iraquí.
A la vista de las nuevas enmiendas, Rusia pidió aplazar la votación hasta hoy. "Hemos hecho una propuesta conjunta y los tres presidentes deben examinar el texto", declaró el embajador ruso, Serguei Lavrov. "Vladímir Putin está viajando hacia Kuala Lumpur y todavía no tiene conocimiento de la propuesta estadounidense".
Estados Unidos disponía de los nueve votos necesarios para pasar el texto. Consciente sin embargo de que un aprobado raspado no constituiría una auténtica victoria diplomática desplegó todo el peso de su diplomacia para conseguir un mayor respaldo en el Consejo. En juego estaban el apoyo de Francia, Alemania y Rusia que el martes presentaron, con el visto bueno de China, una serie de enmiendas a la resolución estadounidense.
Durante toda la tarde de ayer, EE UU y Rusia negociaron directamente la elaboración de un texto final. El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, intervino personalmente en la negociación y llamó a varios ministros de Exteriores del Consejo en las horas previas a la votación. Fuentes diplomáticas aseguraron que Moscú y Pekín estaban dispuestos a aprobar la resolución y que trataban de convencer a Alemania y Francia.
Rusia era la pieza clave del puzzle diplomático. Washington, al aceptar las enmiendas de Moscú y rechazar las de París, concretamente las que pedían un calendario más explícito para el traspaso de poderes, esperaba que el gobierno de Vladímir Putin dejara en evidencia a sus aliados y se decantara a favor del texto estadounidense.
En principio, Estados Unidos contaba al menos con nueve votos: además de los otros copatrocinadores, Reino Unido, España y Camerún; el de Bulgaria; México; Chile; Angola y Guinea. Pakistán no tenía muy clara su postura y Siria parecía decantarse hacia la abstención o el voto en contra. A medida que transcurría la tarde y se intensificaba el regateo diplomático de último minuto, Washington fue ganando apoyos.
Un voto mayoritario sobre una resolución que estuvo a punto de retirar, supondría una victoria personal para Powell que tanto ha arriesgado al volver a la ONU. Estados Unidos también conseguiría así lo que no obtuvo hace meses: legitimizar de hecho su presencia en Irak y asegurarse el control del país con el visto bueno de la comunidad internacional.
La resolución crea una fuerza multinacional bajo "mando unificado", es decir estadounidense, y otorga a Washington todo el control sobre la reconstrucción política y económica. El traspaso progresivo de poderes no estará supeditado a fecha alguna y sólo se hará "cuando sea posible". EE UU se compromete sin embargo a dejar Irak cuando un gobierno representativo tome el poder en Bagdad.
Sin plazos
EE UU no ha incluído plazos para la transición. La única fecha que figura en el texto es la del 15 de diciembre, cuando el Consejo de Gobierno iraquí proponga un calendario para celebrar las elecciones y redactar una constitución. Powell declaró hace unas semanas que el proceso podría tardar algo más de un año. En Malaisia, donde se celebra una conferencia de países musulmanes, el presidente de turno del Consejo, Iyad Allawi, declaró que los comicios sin duda alguna serán en 2004.
La ONU, que sólo actuará "si las circunstancias lo permiten", es decir si mejoran las condiciones de seguridad, se queda al margen. El texto excluye a la organización internacional de la reconstrucción política y económica de Irak. Su contribución a la celebración de las elecciones o a la redacción de la constitución siempre quedará supeditada a la autoridad del administrador civil estadounidense, Paul Bremer. De hecho, la organización internacional sólo tiene una presencia simbólica en Bagdad puesto que hace tres semanas evacuó la mayor parte de su personal después de ser víctima de un segundo atentado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de octubre de 2003