"¿Qué queremos? ¡La cabeza de Goni! ¿Cuándo? ¡Ahora! ¿Cuándo? ¡Ahora, carajo!", gritaban ayer las primeras columnas de manifestantes que entraron en La Paz, procedentes de El Alto, la población dormitorio de la capital símbolo de la revuelta boliviana. El país andino quedó paralizado por la masiva protesta y la huelga general para exigir la dimisión del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, conocido como Goni, señalado como el principal responsable del baño de sangre de los últimos días: 68 muertos y 400 heridos hasta el martes, según las organizaciones de derechos humanos.
Algunos manifestantes no se contentaban con la dimisión, pedían directamente que le cortaran la cabeza al presidente, en una clara muestra de cómo están los ánimos. Ahora ya no es el rechazo a la exportación de gas, o la exigencia de la industrialización del país o las innumerables reivindicaciones sectoriales. Sindicatos, organizaciones indígenas, campesinas, estudiantiles y profesionales han unido sus fuerzas para lograr la renuncia del mandatario. En toda Bolivia hubo manifestaciones, barricadas, intentos de saqueos y enfrentamientos con la policía y el Ejército. La actividad comercial y el transporte quedaron casi paralizados.
Se mascaba una nueva tragedia. "Por favor, que mañana sea un día sin muertos", suplicaba ante las cámaras de televisión el conductor de un programa de debate político el martes por la noche. La tensión se respiraba en todo el país ante una jornada que se temía especialmente violenta. Los peores enfrentamientos se produjeron en la zona de Patacamaya (Oruro), donde hubo 2 muertos y 14 heridos en una batalla campal entre mineros y unidades militares.
En la ciudad de Cochabamba, una multitud se concentró en la céntrica plaza 14 de Septiembre para escuchar al líder indígena Evo Morales, quien anunció que la batalla contra Sánchez de Lozada no se librará sólo en la calle, sino ante los tribunales. Desde ayer, todo el departamento está en huelga general. La ciudad ha quedado totalmente paralizada y en el valle alto de Cochabamba las carreteras estaban bloqueadas al igual que en la zona de Chapare, donde un grupo de trabajadores de hoja de coca intentaron saquear el mercado central.
Los campesinos cocaleros de la región de los Yungas marchaban hacia La Paz con el objetivo de concentrarse en el centro de la ciudad. Uno de los manifestantes decía: "El gas no se vende porque es de los bolivianos y para los bolivianos. Nos quedaremos en La Paz hasta que el presidente renuncie". El desabastecimiento se siente con intensidad en la capital boliviana, totalmente paralizada. No hay carne ni gas. En otros puntos la escasez ha provocado un inmediato aumento de precios.
El portavoz del Gobierno, Mauricio Antesana, desmintió la información que aseguraba que tres funcionarios militares estadounidenses estarían asesorando al ministro de Defensa en las tareas de represión de la protesta. Un comisionado de la Organización de Estados Americanos ha llegado a La Paz en un intento de mediar en el conflicto. La actitud de la organización panamericana, que ha expresado un abierto apoyo al desprestigiado presidente boliviano, ha recibido abundantes críticas en el país andino, donde no se olvida el controvertido informe que emitió la OEA a raíz de los violentos sucesos del pasado mes de febrero. El ministro de Exteriores, Carlos Saavedra, aseguró que el Ejecutivo está dispuesto a negociar sobre todos los temas, excepto la renuncia del mandatario.
Los movimientos indígenas y campesinos fueron al Parlamento y no consiguieron nada. Su lema electoral fue "De la protesta a la propuesta". Ahora dicen verse obligados a hacer su propuesta desde la protesta, porque los diputados y senadores del Movimiento al Socialismo y el Movimiento Indígena Pachakuti acumulan frustración e impotencia. Desde que el Congreso inició sus sesiones estos grupos no han conseguido aprobar una sola de sus propuestas, rechazadas sistemáticamente por la mayoría progubernamental.
Ayer, la Central Obrera Boliviana (COB) convocó a las mujeres trabajadoras del país a iniciar una huelga de hambre nacional desde hoy, "mientras los hombre combaten en las calles", para forzar la dimisión del presidente. El mensaje fue lanzado ayer por el máximo dirigente de la COB, Jaime Solares, en un mitin ante más de 5.000 manifestantes realizado en la Plaza San Francisco, en pleno centro de la ciudad de La Paz.
Por otro lado, la red de televisión privada Cadena A de Bolivia, vinculada a la oposición al presidente Sánchez de Lozada, fue intervenida ayer por Fuerzas de Seguridad oficiales, según denunció la ex Defensora del Pueblo Ana María Romero, informa France Presse. "Han intervenido la red", dijo Romero durante una rueda de prensa para anunciar la apertura de una huelga de hambre por reconocidos artistas, intelectuales, activistas de Derechos Humanos en demanda de la renuncia del presidente. Romero retiró la semana pasada su postulación a la Defensoría del Pueblo, tras denunciar intromisión política y ayer señaló que esta información le fue confirmada por la directora de Cadena A, Amalia Pando.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de octubre de 2003