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Reportaje:

"Toda una conspiración"

La agencia antidopaje de EE UU detecta el uso de un nuevo esteroide anabolizante y carga contra químicos y entrenadores

El organismo estadounidense que se ocupa del control del recurso a las sustancias prohibidas por parte de los deportistas acaba de denunciar que ha detectado un nuevo esteroide anabolizante que podrían haber utilizado varios atletas. Según Terry Madden, responsable de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA), lo que se acaba de descubrir parece ser "un dopaje intencional de la peor clase". La investigación de lo que sería el mayor escándalo desde que el canadiense Ben Johnson diera positivo y perdiese su medalla en los Juegos Olímpicos de Seúl 88 podría impedir a algunos miembros del equipo de atletismo norteamericano participar en los de Atenas en 2004.

Un importante técnico de atletismo dio nombres y envió una jeringa con la sustancia

Madden se halla seguro de que no se está ante un caso de deportistas que dan positivo debido a suplementos nutritivos, sino ante "toda una conspiración que implica a químicos, entrenadores y algunos atletas que usan un producto desarrollado bajo la forma de un esteroide de diseño no detectable y que supone un fraude para el resto de los deportistas y para todos los que que pagan para asistir a los espectáculos deportivos". Al rededor de 40 deportistas han sido citados por un gran jurado federal para investigar los hechos.

La sustancia en cuestión es un esteroide anabolizante llamado tetrahidrogestrinona (THG) que hasta ahora no se había detectado. Aunque no figura en las listas de los productos específicamente prohibidos, es muy similar a otros dos, la gestrinona y la trenbolona, que sí lo están.

La USADA, ha revelado Madden, recibió el pasado verano una llamada de un importante entrenador de atletismo, cuyo nombre no ha trascendido, que denunció el uso de un producto indetectable con los controles habituales, dio nombres de los atletas que lo estaban utilizando y aportó una jeringa con THG.

La agencia analizó 350 muestras de orina tomadas en las pruebas celebradas en junio en Stanford (California) y otras 100 procedentes de diferentes competiciones y se puso en contacto con los deportistas que dieron positivo y que también están, por ahora, en el anonimato: no se sabe sus nombres ni cuántos son, aunque los medios hablan de media docena como mínimo.

Según el procedimiento habitual, ésta es la prueba A. Habrá un nuevo análisis, la prueba B, el contraanálisis: si el resultado vuelve a ser positivo, los atletas implicados -que tienen la posibilidad de recurrir- podrían ser sancionados hasta a dos años de suspensión. A mediados de diciembre podrían conocerse los nombres de los implicados. Esta iniciativa contrasta, al menos, con el oscurantismo del pasado sobre los supuestos casos de atletas que el comité olímpico nacional frenó.

El denunciante en este caso aseguró que el fabricante de TGH es Víctor Conte, fundador y presidente de los laboratorios Balco, en California, que se especializan en suplementos nutritivos para los deportistas. "Todo lo que este entrenador nos ha dicho es, hasta el momento, verdad. Estamos bastante seguros de que esta sustancia procede de esos laboratorios", afirmó Madden. En un mensaje enviado a varios medios, Conte niega que su laboratorio produzca TGH: "En mi opinión, se trata de un caso de envidia competitiva de entrenadores y atletas que habitualmente usan productos para reforzar sus rendimientos y que son completamente hipócritas en sus acciones". Según Conte, "el mundo del atletismo es muy sucio. Esto es algo que va más allá de entrenadores y deportistas". Entre la lista de clientes de Conte figuran atletas de la talla de Marion Jones o Kelli White.

Los laboratorios Balco, situados al sur de San Francisco, recibieron la visita de agentes de la policía hace un mes, sin que se conozcan los resultados de la inspección. Dos días después, fue registrada la casa de Greg Anderson, entrenador personal de Barry Bonds, el mejor jugador de béisbol de los Giants, de San Francisco.

Según declaraciones a The New York Times de Don Catlin, el investigador que dirigió los análisis para detectar el nuevo producto, los expertos en química y farmacología han incluido la tetrahidrogestrinona en la familia de los esteroides. El hallazgo de la sustancia, gracias a la denuncia y a los análisis del producto encontrado en la jeringa, "ha sido como encontrar una aguja en un pajar", en opinión de Catlin, que considera que este caso "es un hito" en la historia de la lucha contra el uso de sustancias prohibidas en el deporte.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de octubre de 2003