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Crítica:TEATRO

Si Garcilaso volviera

"Si Garcilaso volviera, yo sería su escudero, que buen caballero era", decía Alberti; y Miguel Hernández le llamaba "un claro caballero de rocío". Sacó adelante aquella generación republicana -o roja- al cortesano sonetista "a la itálica manera"; pero la siguiente, la falangista, le encontró más adecuado, más en el sentido de rigidez y orden, en el de los Sonetos de la piedra (Ridruejo), más escurialense: el garcilasismo fue franquista, aunque no creo que Franco se interesase nunca por un nombre que debía resultarle desconocido.

Tres alumnos muy aventajados de la escuela de la Abadía miran hacia atrás, con quinientos años de perspectiva, y dicen estos textos en un escenario somero y con unos movimientos cuidados. Priva de todas maneras la palabra sobre el teatro, y el recuerdo nos conmueve: ¡qué idioma era el castellano! Ya suena a lengua muerta.

Garcilaso, el cortesano

Textos de Garcilaso, Boscán, Castiglione, seleccionados y dramatizados por Carlos Aladro y Azucena López Cobo. Intérpretes: Ernesto Arias, Miguel Cubero, Rosa Manteiga. Dirección: Carlos Aladro. Teatro de la Abadía. Madrid.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de octubre de 2003