El presupuesto extraordinario de 87.000 millones de dólares para el despliegue militar en Irak y la ayuda a la reconstrucción recibieron ayer el visto bueno del Congreso, en otro éxito político del presidente George W. Bush un día después de la aprobación unánime de la resolución 1.511 en el Consejo de Seguridad de la ONU. La Cámara de Representantes respaldó el paquete por 303 votos contra 125. El Senado lo aprobó por un margen mucho mayor, 87 votos contra 12, aunque impuso una condición que la Casa Blanca no deseaba sobre la ayuda para la reconstrucción.
Para Roy Blunt, portavoz de la mayoría republicana, había que decir sí a la ayuda "porque este es el momento en el que este país debe dar un paso al frente y demostrar que tenemos un compromiso que vamos a cumplir". Los demócratas, aun respaldando ampliamente (en la Cámara hay 229 republicanos y 205 demócratas) la idea de mantener la presencia militar y el esfuerzo en la reconstrucción, hubieran preferido debatir más enmiendas destinadas a condicionar algunas partidas de la ayuda y a desviar otras: "Una inversión de tanto dinero hubiera merecido un debate más amplio; es un mal ejemplo el que estamos dando a los propios iraquíes", señaló David Obey.
El argumento fundamental para la aprobación de la ayuda fue el de que se trata de una inversión que interesa a EE UU: "El dinero de la reconstrucción es equivalente a un gasto en defensa. Es un gasto para ganar la guerra y un gasto para afianzar la seguridad interior", según Tom DeLay, líder de la mayoría republicana.
Horas antes, en el Senado, ocho republicanos unieron sus votos a 42 demócratas y un independiente para decidir, por 51 votos contra 47, que la mitad de los 20.000 millones para la reconstrucción de Irak serán considerados un préstamo, a devolver por los iraquíes, a menos de que los países a los que Irak debe dinero, como Francia, Rusia y Arabia Saudí, no perdonen el 90% de sus deudas (de 90.000 a 123.000 millones de dólares). Si fuera así, también esos 10.000 millones serían perdonados. Para ser definitiva, esta enmienda debe superar, la próxima semana, el proceso de conciliación Cámara-Senado, porque en la Cámara fue derrotada (226 contra 200 votos). El texto definitivo de la ley debería ser firmado por Bush antes de la Conferencia de Donantes de los próximos 23 y 24 de octubre.
Era la primera vez que la Casa Blanca perdía una votación en el Senado relacionada con Irak. En palabras del líder de la minoría demócrata, Tom Daschle, "esta cámara ha enviado un potente mensaje al Gobierno por encima de los partidismos: hay que hacer más esfuerzos para garantizar que los soldados y los contribuyentes no tengan que asumir en solitario esta costosa carga". El republicano Don Nickles advirtió que la exigencia de devolución que lleva implícito el préstamo "complicará enormemente" los esfuerzos de EE UU para convencer a otros países de que aporten dinero a la reconstrucción de Irak, y el Departamento de Estado señaló: "Irak sufre el agobio de toda su deuda y no es el momento de añadir nuevas cargas". Pero los ocho republicanos que unieron su voto al de la mayor parte de los demócratas (todos excepto cuatro) tenían sus razones, como explicó la senadora Susan Collins: "Los norteamericanos son muy generosos, pero los contribuyentes merecen la oportunidad de recuperar parte de los gastos en Irak e Irak merece ser tratado como un país con enorme potencial económico".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de octubre de 2003