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CARTAS AL DIRECTOR

Maravillosa democracia chilena

Santa Margarita, Mallorca

Después de 30 años de exilio, debo confesar que he tenido un gran sobresalto al reconocer la "retórica chilensis" en el extraordinario ejercicio de estilo del embajador de Chile en España (EL PAÍS, 11 de octubre de 2003).

El golpe militar se llama "colapso institucional que quebrantó la tradición histórica del país". ¿Y los muertos, los torturados, los desaparecidos, los exilados? La dictadura se llama "años de mandato autoconferido". La constitución de Pinochet sigue vigente porque "con audacia se optó por incorporarse en las propias reglas..." y no porque la presencia militar impida abolirla. Entre otras maravillas, "se ha logrado mantener el Estado de derecho, inclusive en lo que respecta a la sanción de atropellos a los derechos humanos fundamentales". Y Pinochet sigue ahí tan campante. Termina nuestro señor embajador hablándonos de "todas las hermosas posibilidades" de la democracia chilena. Gracias por este hermoso cuento, sin siete enanitos pero con seis militares senadores de por vida.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de octubre de 2003