Las huertas solares facilitan a los ciudadanos la posibilidad de invertir en la generación de una energía renovable de gran futuro, convirtiéndose en propietarios de una instalación básica de cinco kilovatios de potencia cuyo presupuesto es de 52.000 euros. Aproximadamente el 50% de esa cuantía es sufragado por las subvenciones a fondo perdido otorgadas por la Administración central y los Gobiernos autónomo. El restante 50% debe ser aportado por el propietario, que goza de una desgravación fiscal equivalente al 10% de la inversión efectuada.
El Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), en colaboración con el ICO, tiene una línea propia de financiación. También Aesol proporciona a los ciudadanos que lo deseen un plan de financiación específico. La amortización del coste culmina en un plazo que oscila entre los siete y los nueve años. "Una gran ventaja es que el inversor se convierte en productor energético desde el primer momento", explica Miguel Arrarás, "y percibe, al inyectar en la red la energía eléctrica generada por su propiedad, la prima por evitar emisiones contaminantes, lo que viene a reportar una cuantía media anual de 4.507 euros, equivalente a una producción media de 11.250 kilovatios al año".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de octubre de 2003