La barcelonesa Sala Beckett es un teatro especializado en la dramaturgia contemporánea, principalmente la de autoría catalana. Pero en ella no se desdeña a los clásicos; "Porque bebemos de ellos", explica su director, Toni Casares. De vez en cuando se programan algunos textos universales, como Conte d'hivern, de Shakespeare, con versión y dirección de Anna Estrada, que se representa hasta el 2 de noviembre. El montaje pivota en torno a la idea de las segundas oportunidades que impregna el texto, y se sitúa en un espacio y un tiempo neutro para destacar su vigencia en cualquier contexto.
A partir de la obra original, Estrada ha creado una dramaturgia en la que se han suprimido escenas y se ha reducido el número de personajes. Para la directora y adaptadora lo más importante ha sido conservar el espíritu de la obra, pero sin dejarse encorsetar por un respeto mal entendido hacia el autor. "A veces queremos ser tan fieles a los clásicos que perdemos el hilo de lo que nos están contando", opina. Su apuesta ha sido la de poner el foco sobre el tema de fondo, "las segundas oportunidades, la reconciliación, la esperanza, la generosidad". La pieza "habla de la esencia de amar, con mayúsculas; de la entrega y el compromiso con la vida", explica.
Conte d'hivern transcurre en dos periodos separados por 16 años. En el primero se muestra a un rey, Leontes, que cegado por los celos vive un descenso a los infiernos de graves consecuencias para su entorno más próximo. Tres lustros más tarde, serenado ya el tormento interior, el amor es capaz de regenerar al rey.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de octubre de 2003