En sólo dos años el Masters Series de Madrid se ha consolidado como uno de los torneos más importantes de Europa. La temporada pasada ya consiguió una cifra de público de 103.000 espectadores, la cual le situaba como el tercero más visitado, únicamente por detrás de los dos del Grand Slam: Roland Garros y Wimbledon. Ni siquiera otros masters series más consolidados, como los de Roma, Montecarlo o París-Bercy, consiguieron igualar sus números. Y este curso los aficionados han crecido hasta los 116.000.
Pero lo que marca la diferencia con otros torneos indoor es la calidad de los servicios y la instalación del Rockódromo: el espacio, 9.576 butacas acolchadas con cuero, la cúpula que corona la pista central, la segunda pista con capacidad para 1.500 personas, la tercera con 800 localidades, las tres pistas de entrenamiento, los vestuarios de los jugadores, el excelente catering y, sobre todo, el servicio médico integral con capacidad para realizar resonancias magnéticas, análisis clínicos y radiografías.
La repercusión mediática del torneo es brutal: fue visto en 153 países y ocupó alrededor de 1.400 horas de televisión. En España fue ofrecido por el canal Deporte 3, de Digital +, y por TVE, que transmitió un partido diario en directo (19.30) aunque en algunas zonas no se viera todos los días.
La implantación social en Madrid es también importante: se vendieron 137 palcos de entre 11.000 y 14.000 euros cada uno, a los que hay que agregar otros 40 reservados para los patrocinadores. El presupuesto global fue de 6,5 millones de euros, más del doble que el barcelonés Trofeo Godó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de octubre de 2003