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El viaje de los tres ministros

El viaje relámpago ayer de los ministros de Exteriores de Alemania, Francia y Reino Unido a Irán puede ser una buena inyección de confianza para la tan necesitada política exterior europea, señalaron fuentes diplomáticas y observadores al comentar el éxito de la visita a Teherán de Joschka Fischer, Dominique de Villepin y Jack Straw. Sin embargo, el viaje deja al margen a la actual presidencia de la UE, Italia, así como al Alto Representante, Javier Solana, que estuvo en la capital iraní hace un mes, y al comisario europeo de Exteriores, Chris Patten. Solana aseguró ayer que los tres ministros viajaron dentro de la política europea para atajar la crisis nuclear iraní, y que representan a los tres países que pueden aportar tecnología nuclear para uso civil al régimen iraní.

Fueron precisamente esos tres ministros quienes en agosto pasado ofrecieron a Irán compartir tecnología nuclear si colaboraba con la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA).

La decisión iraní de colaborar con la agencia especializada de la ONU y de suscribir sin más dilaciones el protocolo adicional del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) colma por ahora las exigencias planteadas por la comunidad internacional para que el país islámico ponga freno a su controvertido programa con uranio enriquecido.

La UE había hecho constantes llamamientos a Irán desde el pasado junio para que colaborara con la OIEA y permitiera las inspecciones sin previo aviso de sus agentes, lo cual el Gobierno iraní ha aceptado tras el viaje de los tres ministros. Los Quince habían advertido semanas atrás del peligro creciente de que se pudiera desencadenar una carrera armamentística atómica en una de las zonas más inestables del planeta. La consecuencia del viaje de ayer puede ser la reanudación de las negociaciones entre la UE e Irán para la firma de un acuerdo de cooperación abiertas hace un año y prácticamente suspendidas desde el pasado junio. La negociación ha suscitado siempre grandes reservas por parte de Estados Unidos. Los europeos contemplan el proceso como un todo en el que se aborda con el mismo interés tanto el capítulo comercial como el respeto de los derechos humanos o la posición iraní en el conflicto palestino-israelí, así como su controvertida política nuclear.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de octubre de 2003