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Rumsfeld reconoce que el Pentágono no es la mejor arma para luchar contra el terrorismo

El secretario de Defensa de EE UU dice que el camino hacia la victoria será largo

Lejos de la imagen del líder agresivo y seguro de sí mismo que dirigió las rápidas y victoriosas guerras de Afganistán e Irak en los dos últimos años, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, reconoce "resultados desiguales" en la batalla contra el grupo Al Qaeda y admite que el Pentágono no está bien preparado para lo que la Administración sitúa como prioritario en su estrategia global de defensa: ganar la guerra contra el terrorismo. En su opinión, EE UU logrará estabilizar la situación en Irak y Afganistán, aunque el camino hacia la victoria "será largo y arduo".

En un informe dirigido a sus colaboradores más cercanos, Rumsfeld asume claramente que la estructura y el funcionamiento del Pentágono no sirven para los nuevos desafíos y sugiere que se cree un organismo distinto: "No es posible cambiar el D. de D.

[Departamento de Defensa] lo suficientemente rápido como para combatir con garantías de éxito la guerra global contra el terrorismo. Se podría, como alternativa, intentar crear una nueva institución, en el seno del D. de D. o fuera de él, que concentrara a la perfección las capacidades de los diversos departamentos y agencias en este asunto clave".

La mayor parte de los comentarios en los dos folios del documento se formulan como preguntas, en el estilo habitual de Rumsfeld, y sus destinatarios eran cuatro personas: el número dos, Paul Wolfovitz; el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, general Richard Myers; su vicepresidente, general Meter Pace, y el subsecretario para Asuntos Políticos, Douglas Feith.

Perder o ganar la guerra

La autocrítica de Rumsfeld -cuya buena estrella política no está en su mejor momento, después de haber tenido que entregar la coordinación de la posguerra de Irak a la asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, por orden del presidente Bush- tiene límites: en su opinión, EE UU conseguirá "de una u otra forma" que se estabilice la situación en Afganistán y en Irak, aunque el camino hacia la victoria "será largo y arduo". El problema es que el Pentágono "no ha tomado aún ninguna decisión audaz" para adoptar las configuraciones que la nueva situación exige y ha hecho "un esfuerzo relativamente menor en el desarrollo de un plan a largo plazo" para derrotar al terrorismo.

Según el secretario de Defensa, EE UU carece de elementos fiables "para medir si estamos ganando o perdiendo la guerra global contra el terror", es decir, para, entre otras cosas, saber si las escuelas del islamismo radical -las madrazas- están produciendo seguidores de Al Qaeda a un ritmo superior al de su eliminación en las operaciones militares de Afganistán o Irak. Rusmfeld valora incluso la posibilidad de que alguna fundación privada dedique esfuerzos y dinero a intentar que las madrazas se moderen.

Después de haberse hecho público el documento gracias al diario USA Today, Rumsfeld explicó su objetivo -como echándole la culpa a los jefes militares, que no están a la altura de las circunstancias- en el habitual tono ácido y corrosivo que le caracteriza: "Escribo esto, y hago las preguntas que hago, porque creo que es útil hacerlo. El Departamento es una institución muy grande en la que hay mucha gente y algunas veces uno necesita decirle a una institución grande: 'Eh, un momento. Vamos a levantar la vista, vamos a mirar hacia el horizonte y a decir: ¿Deberíamos estar haciéndonos una serie de preguntas?". A su lado, el general Myers se atrevió a decir: "Nuestro jefe nos está desafiando con un montón de cuestiones".

La Casa Blanca, tratando de recuperarse de la sorpresa, aseguró, a través del portavoz, Scott McClellan, que "éstas son exactamente las cosas que un secretario de Defensa potente y capaz como Rumsfeld debería hacer". Pero algunos congresistas no tienen una visión tan optimista del contenido del documento, como Joseph Biden, del Comité de Relaciones Exteriores del Senado: "Rumsfeld está empezando a tener una pequeña revelación y a desplegar ciertas dudas sobre sí mismo".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de octubre de 2003