A la hora del recreo infantil, sobre las once, J. K. Rowling, la creadora de Harry Potter, salió de la habitación del hotel donde estuvo recluida desde el jueves para encerrarse un rato con 15 lectores privilegiados, niños de entre 9 y 12 años. La genial narradora infantil tomó asiento en el centro del corro formado por el grupo de alumnos lectores, sentados en la mullida moqueta de la antigua capilla del hotel Reconquista. De esta cita secreta se tiene noticia por el relato directo de varios de los seleccionados. No hubo grabadoras y sólo se autorizaron cuatro minutos de imágenes -sin voz- de televisión y dos minutos para las fotografías.
"!Que despejen esta zona porque si ve tanta gente no entra!", advirtió a padres, cámaras y curiosos un portavoz de la organización. J. K. Rowling entró en la sala por un pasillo lateral.
MÁS INFORMACIÓN
La exitosa y multimillonaria autora saludó a su club de invitados con la mano, con calidez, pero sin besos ni preguntas personales. Les dio detalles sobre los monstruos que aparecerán y acerca de las secuelas en las que trabaja. Anunció dos nuevos volúmenes y reseñó que antes del éxito escribió otras historias que siguen inéditas, siempre según los niños. Al final firmó libros, dedicó dibujos y carteles.
Los selectos lectores son enfermos oncológicos de una fundación del Hospital General de Asturias o sufren alguna minusvalía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de octubre de 2003