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LA POSGUERRA DE IRAK

El presidente Bush celebra el "creciente" apoyo económico internacional a Irak

Decenas de miles de manifestantes exigen en Washington el regreso de los soldados

El presidente George W. Bush alabó ayer el resultado de la Conferencia de Donantes de Madrid y ligó los compromisos económicos internacionales logrados con la presencia militar en Irak: "Este creciente respaldo económico nos permitirá afianzar el éxito de la amplia coalición militar allí desplegada". Por otra parte, miles de personas se manifestaron ayer en Washington y en San Francisco para exigir el regreso de los soldados.

Pero, en línea con el incierto panorama dibujado en una comunicación interna del Pentágono en la que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, hablaba del "largo y arduo camino hasta la victoria", George W. Bush reconoció ayer que "todavía tenemos por delante un difícil trabajo que hacer, porque la libertad tiene enemigos en Irak".

Los demócratas consideran que de la Conferencia de Donantes de Madrid, en la que recaudaron 13.000 millones de dólares para la reconstrucción de Irak, en su mayoría en préstamos, se desprende otra visión: "Si queremos tener éxito en la reconstrucción, necesitamos construir una verdadera coalición, basada en el respeto hacia nuestros aliados, para compartir las cargas", según el senador Patrick Leahy.

Gracias a que el mensaje de Bush estaba grabado, el presidente no pudo oír los gritos de las decenas de miles de personas que se congregaron ayer en el centro de Washington para pedir la retirada militar de Irak: "Apoyemos nuestras tropas: que los soldados vuelvan a casa", era una de las consignas de la manifestación, que convocó a jóvenes y a veteranos de guerra que protestaron "contra la ocupación de Irak y para llamar la atención sobre los más de 100 soldados de Estados Unidos muertos allí en los últimos seis meses", según un portavoz de la coalición de grupos que organizó el acto.

La protesta, que comenzó frente al monumento a Washington y se acercó después a la Casa Blanca, es la primera importante desde el fin de las operaciones militares y congregó a personas procedentes de casi 150 ciudades del país. En San Francisco (California), otra marcha reunió a varios miles de personas.

Con el número dos del Pentágono, Paul Wolfovitz, en Bagdad para reforzar el mensaje de proximidad a los soldados y de normalización de la vida en la capital iraquí, en la que se ha levantado el toque de queda para facilitar los movimientos originados por el Ramadán, que comenzará a principios de la semana que viene, la Casa Blanca tiene un doble frente de complicaciones en lo que se refiere a Irak.

Por una parte, las dos Cámaras tienen que acordar el presupuesto extraordinario de ayuda a Irak aprobado hace nueve días y, sobre todo, discutir la votación del Senado por la que la mitad de los 20.000 millones de dólares prometidos deberían adoptar la forma de préstamos.

Por otra, la Administración debe hacer frente a la marea de críticas sobre lo que la CIA dijo de las armas de destrucción masiva antes de la guerra y cómo se interpretó. Un informe que elabora el Senado habla de un trabajo "en ocasiones chapucero" y de unas apreciaciones "exageradas". Ayer, el diario The Washington Post añadía que las actuales tareas de información militar en Irak se complican porque, según un informe interno del Ejército, los soldados y mandos más jóvenes no están preparados para recoger datos, "no entienden el proceso de selección de objetivos" y tienen "de escasa a nula capacidad para el análisis".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 26 de octubre de 2003