Ya están aquí otra vez. En realidad nunca se han ido, pero ahora se les ha podido ver mostrando su estética paramilitar y babeando públicamente sus más repugnantes consignas fascistas en pleno centro de Madrid, en la plaza de Chamberí. Y esto ha sido posible gracias a la inestimable colaboración de la Junta Electoral de Zona de Madrid, que no supo, o no quiso ver, que el supuesto acto electoral convocado por Falange iba a ser en realidad un acto para difundir ideas racistas, homófobas y fascistas. Un acto que muy bien pudo impedir la supuesta cara amable del PP, el señor Ruiz-Gallardón; pero él tampoco quiso ver nada.
Por no hablar de ese personaje prepotente con las manifestaciones contra la guerra, por el asunto Prestige u otras causas contrarias al dedo autoritario que lo nombró: el señor Ansuátegui; azote de inmigrantes, manteros, movimientos sociales, etcétera. Ésta es la capital del Estado. Como hace 25 o 30 años, los fascistas se pasean tranquilamente y nosotros nos quedamos en casa con nuestra impotencia. O nuestro miedo. Aunque también podríamos combatir este otro terrorismo neonazi. Haz lo que debas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de octubre de 2003