"Hay que leerlo manos arriba. Su peligrosidad se funda en la sabiduría solapada y la belleza mortífera de la falta de seriedad", escribió Gabriel García Márquez sobre Augusto Monterroso (1921-2003), escritor guatemalteco nacido en Honduras y afincado en México desde 1944, año en que decide exiliarse de su país tras una intensa actividad política. La falta de seriedad a la que alude la cita del premio Nobel colombiano se manifiesta ya en el título de su primer libro, Obras completas (y otros cuentos), editado en México en 1959 y en el que ya se comprueba su peculiar estilo, en el que la concisión, la sencillez y su inclinación hacia la parodia, la fábula y la paradoja se convierten en las estrellas de su universo literario. En 1996 da por concluido su exilio de Guatemala, se le concede el prestigioso Premio Juan Rulfo y ese mismo año recopila toda su obra de ficción en un volumen: Cuentos, fábulas y Lo demás es silencio, libro que mañana podrá adquirir el lector de EL PAÍS por 2,95 euros al comprar el diario y en el que deja sobrada constancia de su enorme talento y su insuperable capacidad de síntesis narrativa. En el año 2000 se le concedió el Premio Príncipe de Asturias.
Siete palabras
El relato más corto de la literatura en lengua española, y muy probablemente de la narrativa del mundo entero, tiene siete palabras y es de Augusto Monterroso. El dinosaurio apareció por primera vez en 1959 dentro de un volumen publicado por la Universidad Autónoma de México que incluía 12 textos más. La escueta frase tantas veces recordada, "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí", causó sensación y polémica.
En 1999, durante la celebración del 40º aniversario de la publicación de este cuento, arquetipo del microrrelato, Monterroso recordaría que "cuando apareció era muy difícil publicar un cuento de esa extensión; lo difícil no era escribirlo, sino publicarlo. Incluso unos críticos dijeron que no valía, que eso no era cuento".
A menudo se cita esta anécdota: el escritor es presentado ante una señora. "¿Conoce usted a Augusto Monterroso?", le preguntaban a la mujer. "Sí, lo he leído", contesta ella. "¿Y qué le parece el cuento de El dinosaurio?", le inquieren. "Es uno de los que más me gustan, pero apenas voy por la mitad".
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de octubre de 2003