"Demis, Demis, Demis". La grada rugió el nombre propio del pequeño y bullicioso Nikolaidis con el fervor que sólo reserva a sus hijos predilectos. Y eso que el griego sólo ha disputado tres partidos de Liga con el Atlético. Pero la escenografía de su gol convenció a una hinchada que divide su admiración entre la lucha, el coraje, la búsqueda de un imposible y la habilidad. El tanto del delantero tuvo todos los ingredientes necesarios para que los seguidores rojiblancos, de manera unánime, le extendieran el certificado de héroe del Calderón.
"Nikolaidis ha hecho un gran trabajo en defensa y ha desahogado a Fernando Torres", concedió Gregorio Manzano, el técnico rojiblanco. El preparador confesó que el objetivo de su equipo "sigue siendo y Europa" y calificó de "maravillosos" algunos tramos del fútbol de los suyos.
Los hinchas, menos de lo habitual, que fueron al Manzanares tuvieron por primera vez en lo que va de temporada la oportunidad de corear varias veces los nombres de sus ídolos: los viejos, Fernando Torres y Simeone, y el nuevo, Nikolaidis. Y es que Torres también dio ayer muchos motivos para que los hinchas repitieran el cántico que le reservan: "Fernando Torres, lololo, Fernando Torres". El Niño provocó el penalti y marcó su segunda pena máxima consecutiva, zanjando el debate que se abrió cuando falló desde los 11 metros con la selección española. Además, también fue el protagonista y ejecutor del tercer gol de los rojiblancos.
"Tenía mucha ansiedad por hacer un gol. Ha sido una explosión muy grande y se lo dedico a todos los que me quieren y a los que han deseado mi vuelta al Atlético", comentó el argentino Simeone, que celebró el tanto besándose el escudo de la camiseta y haciendo gestos de rabia a la grada. Un graderío que recuperó el viejo ritmo del "Ole, ole, ole, Cholo Simeone".
Raynald Denoueix, el técnico de la Real, dejó unas pocas frases, en ocasiones mal traducidad por la intérprete que se encarga de poner sus palabras en español. "El Atlético ha sido más agresivo", resumió el francés, que con aspecto tranquilo se escudó en un breve "todo cambia" para justificar el retroceso en el juego de su equipo de la temporada pasada a la actual.
Manzano, por su parte, se felicitó del "grado de conjunción" de sus jugadores y señaló como una de las claves de la goleada las "ayudas constantes, tanto en defensa como en ataque". Sin embargo, el técnico jienense concedió que hasta el descanso "el partido estaba abierto, pero cuando hemos marcado el segundo gol la Real ha visto que era imposible".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 31 de octubre de 2003