En los tiempos que corren, tener más de 40 años significa estar cerca de la jubilación.
A mí me tocó a los 44 (ahora tengo 46). Ya ninguna empresa me contrata, ya no soy rentable, ya no sirvo para trabajar, es mejor que se me jubile y así nos quitamos un peso de encima.
Pero, claro, es una jubilación no retribuida, o sea: "Búsquese usted la vida como pueda".
La verdad es que empiezo a pensar que todo lo que se habla en nuestra Constitución sobre la igualdad de oportunidades y el derecho a un trabajo digno se queda todo en letras que se convierten en humo cuando amanece día tras día y sé que ya estoy jubilado desde los 44.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 31 de octubre de 2003