El efecto Guggenheim se ha desplazado hacia los nuevos auditorios-palacios de congresos. Las ciudades proyectan en ellos su imagen de modernidad y, a su manera, los proyectos culturales emblemáticos. Los arquitectos son los dioses, mientras en los contenidos se impone lo políticamente correcto. Baluarte, el potente edificio diseñado por Francisco J. Mangado, se levanta en los espacios que en 1972 acogieron las carpas de los míticos Encuentros de Pamplona, una cita para la utopía tan apasionante desde el punto de vista creativo que no se ha vuelto a repetir. Allí coincidieron en el apartado musical desde John Cage a Steve Reich, mientras el Orfeón Pamplonés interpretaba a Tomás Luis de Victoria.
Concierto inaugural de Baluarte
Obras de Vicent Egea, García Leoz, Wagner, Gounod, Ravel, Bizet, Sarasate, Moreno Torroba, Alonso, Chueca y Vives. Con María Bayo, Iñaki Fresán, Yuca Tsuboi, Orfeón Pamplonés, Orquesta Pablo Sarasate. Director: Ernest Martínez Izquierdo. Pamplona, 30 de octubre.
La inauguración de Baluarte ha consistido en una ensalada de cancioncillas, romanzas de zarzuela, fragmentos de óperas populares y un breve estreno de resonancias cinematográficas e idílicas. Todo ello perfectamente asimilable pero con escasa capacidad para generar entusiasmos. De hecho, las cuatro propinas previstas se quedaron en agua de borrajas.
Eso no impide reconocer, por ejemplo, el admirable fraseo de Fresán en la canción del gitano de La linda tapada, o la luminosidad de María Bayo en la canción del ruiseñor de Doña Francisquita, o la bravura de Yuka Tsuboi en los aires bohemios de Sarasate, o el notable nivel de la orquesta en Wagner, o la solvencia del Orfeón Pamplonés, o las buenas maneras de Martínez Izquierdo, en un terreno que no es precisamente aquel en el que mejor se desenvuelve.
No es ésta la cuestión. Un edificio puede aspirar a ser un símbolo, pero un programa de inauguración es una declaración de intenciones. Treinta y tres años después permanecen en el recuerdo los Encuentros de Pamplona. Dudo que un programa como el de anteayer se mantenga más de una semana, aun con el extraordinario mérito de contar con artistas e instituciones mayoritariamente de la tierra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 1 de noviembre de 2003