MI SUEGRO ME TIENE dicho que no me signifique. "Nena", me dice, "tú no te señales". Mi suegro me llamó el día después de las elecciones de Madrid y me dio temas para que escribiera, porque mi suegro siempre me dice: "Anda que no hay temas bonitos, nena, para que los escriba una mujer". Y yo le digo: "Suegro [porque yo a mi suegro le llamo suegro], dime cuáles". Y mi suegro me dice: "Pues la matanza, que ya entramos en época; la gimnasia de los chinos [se refiere al tai-chi], que dan ahora en el Hogar del Jubilado; el aceite de oliva de Jaén, que nos gustaría que Antonio Banderas no barriera siempre para Málaga; la feria de Úbeda, que es un tema que en tu periódico se silencia sistemáticamente; la eutanasia, que es un tema muy bonito para las personas mayores; el sexo oral, nena, que es el único que se puede practicar a cierta edad dado cómo están los cuerpos, que, por cierto, la campaña esa contra el sida que han retirado, esa de 'habla con tu pareja, practica sexo oral', podrían haberla dejado para el Imserso, nena, porque a estas edades todo es de boquilla; hablando de sexo oral, otro artículo muy bonito que podrías escribir sería sobre Lorena Berdún, que es una mujer que, a mi corto entender, se ha ganado un Ondas porque llama a las cosas por su nombre pero sin meterse con nadie; por ejemplo, nena, hubo un programa muy esclarecedor sobre unos músculos que las mujeres tienen actualmente en la vagina que sirven para retener con fuerza el miembro que previamente se les ha introducido, y no veas lo bien que lo describía esta muchacha, se metía el dedo índice en el puño de la otra mano y cerraba el puño bien fuerte y decía que eso da la mar de placer a las personas implicadas; para mí, nena, que a esta mujer le han dado el Ondas por el descubrimiento de dichos músculos, porque son cosas que objetivamente le hacen un bien muy grande a la humanidad en general, aunque a mí en particular esos músculos me pillan ya un poco tarde, la verdad".
A mi suegro no le gusta que hable del PP porque dice que, aunque estemos en contra, no está bien cerrarse puertas. Pero tampoco quiere que le pongas pegas ni a Zapatero ni a Simancas ni a Porta ni a Pepiño, porque dice mi suegro que luego en Ferraz (mi suegro dice "en Ferraz") se rebotan, y con razón, porque "hay que tener muy mala follá, nena, para meterse con los que van perdiendo, como decía Calimero". "Déjales", dice mi suegro, "que se maten entre ellos si quieren, pero tú no entres". Y no veas cómo se puso mi suegro ayer cuando le dije que entonces escribiría un artículo sobre eso de que a los niños españoles que van a la escuela en el País Vasco les llaman inmigrantes. Mi suegro dijo que ni hablar del peluquín, que había que apostar por la equidistancia y por el diálogo. Eso mismo me dijo mi suegro, con estas mismas palabras, y eso que mi suegro no ha visto todavía el documental de Menem. Y como me lo dijo a gritos, pues yo le dije: "Vale, vale, no te enfades". Porque tanto mi suegro como mi padre están en una edad y en una fase, oyes, que como no hagas lo que a ellos les sale del bolo, dicen que les dan palpitaciones y que les sube el colesterol malo, así que te tienen chantajeao, la verdad sea dicha. Chantajeao y sin temas para escribir un artículo. Por no dejarme, no me dejan ni escribir sobre la televisión basura, que fíjate que es un tema socorrido, pero a mi suegro le da miedo que Sardá se dé por aludido y al día siguiente, mirando a cámara, me amenace o me ponga a parir. "Quita, quita", me dice mi suegro, "con el poder tan poderoso que tienen esas personas. Tú habla de esas cosas de mujeres tan bonitas que hay en la actualidad: el cine hecho por mujeres, la vida después de los cincuenta, o habla de tu amiga Bicoca. Si la vida es muy amplia, nena".
Y yo le digo a mi suegro que sí, que vale, que d'acuerdo. Él tiene razón en que cuando no quiero meterme en líos, hablo de Bicoca, pero es que esta semana se enfadó conmigo la tía perra (porque no tiene otro nombre). Es que se enfadó porque dice que no la llamé el domingo para felicitarla. Me quedé superparada porque Bicoca, como todo el mundo sabe, es Escorpio con ascendente Escorpio, o sea, Escorpio que te cagas, o sea, que ahora no es su cumpleaños. "¿Felicitarte por qué?", le pregunté. "¿Por qué va a ser?", me dijo superdolida, "por los resultados". Y la verdad es que yo le solté: "Pues tampoco tú me llamaste para consolarme a mí". Así mismo se lo dije. Tal vez fui un poquito brusca, lo reconozco, pero es que hay veces que a una la solivianta tanto egocentrismo. O egoderechismo. Y ahora pienso que no tendría que haberme enfadado, porque si me falta Bicoca, esta sección se muere, pierde fuerza. Lo noto. Sin ir más lejos, esta misma semana había quedado en ir con ella a un centro de tatuajes homologado que han abierto en Génova. Anda que no hubiera sido gracioso este artículo si la hubiera acompañado. Ella se iba a tatuar dos letras: PP. Y yo, en principio, por no significarme, me iba a tatuar en el brazo el nombre de mi santo. Como Melanie. Pero luego oí en la radio que en España, cada cuatro minutos, se produce un divorcio. Y claro, con esos datos tan alarmantes, una se plantea las cosas, porque si, por ponernos en lo peor, mi santo se esfuma, ¿qué hago yo con el tatuaje?, dime, ¿me lo como con patatas?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de noviembre de 2003