¿Por qué el presidente del Gobierno de mi país tiene la "antipatriótica" costumbre de criticar, insultar y menospreciar a la oposición en cualquier discurso o rueda de prensa que da en el extranjero? Pase que lo haga en su país, y sobre todo en el lugar más idóneo para ello: en el Congreso.
Aparte de lo tremenda y absurdamente obsesiva que resulta ser su manía persecutoria, el hacerlo allende nuestras fronteras no es precisamente hacer patria. Señor Aznar: menos banderitas e insultos a los demás, y más discreción, sentido común y respeto hacia nuestro país y sus habitantes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de noviembre de 2003