El partido de Anoeta retrató anoche a Motta, para lo mejor y lo peor. El jugador ítalo-brasileño fue protagonista de principio a fin: jugó de medio centro defensivo, en lugar del lesionado Gerard, marcó un gol de pizarra diseñado por Ronaldinho -el brasileño le instó a modificar la posición antes de lanzar la falta-y provocó después el penalti por agarrar de la camiseta a Schurrer en el área. Y, poco después, con el marcador 3-2 protestó por dos veces, la última batiendo las palmas, una decisión arbitral, por lo que fue expulsado. No le sirvió de nada a Puyol frenar el ímpetu y los excesos de su compañero. No es la primera vez que le ocurre esta temporada. Motta ya acabó en la ducha, expulsado, en el partido disputado ante el Atlético de Madrid en el Calderón por doble amonestación, y la temporada pasada también vio la tarjeta roja en dos ocasiones, una de ellas precisamente en el mismo escenario que ayer, Anoeta.
"Tengo que hablar con Motta antes de pronunciarme", observó Frank Rijkaard, el entrenador, cuando se le preguntó por la expulsión del centrocampista. "No estoy contento", subrayó, " ni con el resultado ni con la expulsión".
Ni el técnico ni la mayoría de jugadores, en cualquier caso, quisieron remitirse al colegiado, Medina Cantalejo, para justificar el resultado. "No quiero hablar del árbitro", vino a decir, por ejemplo, Cocu, "pero todo el mundo ha visto lo que ha hecho nuestro amigo". Y es que el colegiado andaluz no le trae buena suerte al equipo azulgrana. "Yo nunca evaluo la actuación arbitral", expuso Rijkaard. "Procuran hacer su trabajo y ya está, y no hay que darle más vueltas al asunto".
La expulsión de Motta obligará al técnico a modificar nuevamente la alineación. Lesionado Gerard y sancionado el brasileño, Rijaard deberá contar con Xavi y recurrir a Márquez para recibir al Betis. El mexicano podría jugar de medio defensivo o de central, en cuyo caso Cocu pasaría a la divisoria.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 3 de noviembre de 2003