A Julio Cardeñosa, ex jugador del Betis, todavía le recuerdan su fallo con España en el Mundial de Argentina en 1978, ante Brasil. Con la portería vacía, el centrocampista envió el balón al cuerpo del defensa Amaral, una pifia tan grave que aún hoy, 25 años después, perdura en la memoria futbolística. Incluso le salen herederos.
Xisco, del Valencia, envió el domingo a las nubes un centro de Rufete a sólo un metro de la portería del mallorquinista Leo Franco. Julio César, defensa del Valladolid, hizo lo propio con el rechace del penalti lanzado por Makukula al Albacete y detenido entre Roa y el palo. Y Aloisi, ariete de Osasuna, también lanzó por arriba del larguero un centro de Valdo a escasos metros de la meta del Villarreal. "Las jugadas me han recordado a lo que fallé yo. Son parecidas. Ves el balón y la portería, y piensas que ya está todo hecho, que eso no lo fallas... pero sí, lo fallas", comentaba ayer a este periódico el mismo Cardeñosa, quien a sus 54 años trabaja como agente de seguros en Sevilla.
Los cardeñosas del domingo pensaron lo mismo. "Era tan fácil que me he relajado. No tengo excusa", reconoce Xisco, que poco después marcó su primer gol, el quinto del Valencia. "Voy a tardar mucho en olvidarlo. El centro de Valdo era bueno, rápido. No sé cómo fallé", admite John Aloisi, delantero australiano de Osasuna. "De 100 ocasiones así meto 95", asegura el brasileño Julio César. "No había portero, delante de mí sólo estaba la portería, podía definir como quisiera. Le di con el interior, pero tan fuerte que se subió. Me quedé muy sorprendido", añade el central.
Consumados los fallos, los protagonistas miraron al suelo, se pusieron las manos en la cabeza o se arrodillaron en el césped. Como Cardeñosa, tras su fallo en el Mundial. "¿Cardeñosa falló en un Mundial? Si fallo yo en un partido así, es para matarme", remata Julio César.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de noviembre de 2003