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Las tres grandes economías europeas rechazan castigar a Francia por su déficit

Solbes advierte de que cumplirá la normativa y no retirará su recomendación contra París

Bruselas asiste a un nuevo asalto de los grandes a la ya escasa credibilidad del Pacto de Estabilidad. Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro (el Eurogrupo) abordaron ayer divididos y con caras largas, como hoy lo harán los de la UE (el Ecofin), la propuesta de la Comisión para certificar que Francia ha incumplido las recomendaciones de la UE para rebajar su déficit público y, por tanto, debe obligarse a París a recortar gastos y a poner sus finanzas bajo supervisión de Bruselas y del Ecofín. Se oponen Francia, Alemania e Italia, las tres economías más potentes de la eurozona, con elevados déficit.

Como todas las batallas en la UE, la de ayer se saldó prácticamente en tablas, aunque con réditos para los tres grandes, y sobre todo para París, que logró ganar tiempo. A medianoche, el presidente del Eurogrupo, el ministro italiano Giulio Tremonti, informó que su colega francés, Francis Mer, había anunciado, aunque "sin especificar", que París prepara ahora nuevas "medidas suplementarias" para frenar su galopante déficit y que los ministros habían optado por postergar a su próxima cita del día 25 el debate sobre la posibilidad de poner bajo vigilancia las cuentas públicas francesas. Hoy, el Ecofin debatirá si París ha incumplido o no las recomendaciones que se le hicieron en junio, pero es posible que incluso tampoco este asunto se cierre hasta el próximo 25.

En el lado opuesto, un aparentemente enfadado Pedro Solbes, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, declaró que la Comisión mantiene sus propuestas, y sobre todo la que se debatirá hoy, porque "no sólo está justificada por el texto del Pacto, sino por la lógica del Pacto". Como principales aliados de la Comisión, Austria, Holanda y Finlandia rechazaron ayer dar más tiempo a Francia y exigieron que el Consejo vote ambas propuestas de Bruselas con el fin de que cada país deje clara en público su posición. En menor medida, porque las intervenciones del vicepresidente Rodrigo Rato son ya menos belicosas en este terreno, España también defiende a la Comisión y, junto a esos otros tres países, no ve mal que se den los pasos previos a las sanciones contra los incumplidores del Pacto.

"Los puntos de vista han sido diferentes", comentó diplomáticamente Tremonti para reconocer las profundas discrepancias registradas. "Preferimos una decisión consensuada", había dicho al inicio de la reunión el ministro alemán de Finanzas, Hans Eichel, a la vista de los dos claros bloques.

Frente compacto

Con ese tiempo que gana hasta el día 25, París confía en poder formar contra la Comisión un frente aún más compacto. En efecto, el comisario Solbes no descartó que antes de esa fecha el Ejecutivo comunitario lance, quizás el próximo 18, también contra Alemania una propuesta para que se certifique que incumple las recomendaciones de Bruselas para rebajar su déficit (hace unos meses dijo lo contrario) y coloque así al todopoderoso eje franco-alemán en la antesala de las sanciones comunitarias por incumplir el Pacto.

La reunión del Eurogrupo estuvo precedida la semana pasada por unas contundentes declaraciones del canciller alemán, Gerhard Schröder: "En la situación actual, una confrontación, una decisión en nuestra contra, sería muy negativa para nuestras economías". Por el contrario, el ministro austriaco de Finanzas, Karl-Heinz Grasser, se decantó antes de la reunión de ayer por las sanciones como último recurso, mientras su homólogo holandés, Gerrit Zalm, aseguró que la UE entrará "en una grave crisis institucional" si Francia y Alemania no reconocen al menos que París ha hecho caso omiso de las recomendaciones de Bruselas.

Con un déficit del 3,1% del PIB el año pasado, Francia ya superó por una décima el límite establecido en el Pacto. Este año, según la previsión de la Comisión, llegará al 4,2%, y el que viene, si no varía su política, alcanzará el 3,8%. A la vista de ello, la Comisión y el Ecofin aprobaron en verano que París introdujera en sus Presupuestos para 2004 medidas correctoras. Sin embargo, París informó en septiembre al presentar sus Presupuestos de que acabaría el año que viene con un déficit del 3,6%, lo que fue interpretado en Bruselas como "un reto, una bofetada".

Por eso, Solbes dio el 21 de octubre otro paso en una doble dirección: concedió a París un año suplementario y fijó en 2005 el límite para cumplir con el Pacto; pero, a la vez, constató que Francia incumplió la recomendación del verano y le exigió que reduzca su gasto sanitario para rebajar el déficit en 2004 al menos un 1% del PIB. No sólo eso: también pidió a París que todo ingreso superior al previsto en 2004 lo dedique a rebajar el déficit y que el Gobierno francés envíe a Bruselas el 15 de diciembre un detallado informe sobre las medidas que adoptará, así como informes semestrales, en abril y octubre, a lo largo de los dos próximos años. Nunca se había llegado tan lejos en la exigencia de cumplir el Pacto de Estabilidad y el Tratado.

El problema para París reside en que, si se da ese paso, el siguiente, en caso de que Francia siga incumpliendo, será el más grave previsto en el Tratado. Según el artículo 104, apartado 11, si un país incumple sus obligaciones tras haber sido puesto bajo vigilancia, el Ecofin "podrá" exigirle difundir informaciones a determinar antes de que emita obligaciones y valores; recomendar al Banco Europeo de Inversiones que reconsidere su política de préstamos a ese país, o exigir al Estado afectado un depósito, convertible en multa, equivalente a un máximo del 0,5% del PIB. Y lo mismo puede ocurrirle a Alemania. Pero ésa es la teoría, porque ayer se vio como más improbable que nunca que el club europeo sea capaz de castigar a sus dos principales accionistas fundadores.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de noviembre de 2003