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ELECCIONES EN CATALUÑA | La pugna de los candidatos

Maragall acusa a Aznar de utilizar los asesinatos de ETA y los muertos en Irak para buscar el enfrentamiento

El enemigo número uno de la "España plural" es José María Aznar. Así lo ve el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, Pasqual Maragall, quien ayer arremetió con dureza contra el jefe de gobierno español e insinuó incluso que utiliza los asesinatos de ETA y los muertos en Irak para buscar el enfrentamiento y obtener rédito político.

"[Aznar] Siempre ha ido a buscar qué muerto era el último muerto que le podría enfrentar a los demás; cuando hay muertos en Euskadi, los de Euskadi, y en lo de Irak diciendo que los demás se alegraban de que hubiera muertos y de que regresaran los cadáveres de Irak", afirmó durante un mitin en Granollers (Barcelona) al que asistieron unas 800 personas, entre ellas tres ex ministras del PSOE: Carmen Alborch, Ángeles Amador y Rosa Conde.

A juicio del dirigente socialista, con Aznar es muy difícil que los catalanes se sientan cómodos porque el presidente del Gobierno se mueve siempre en la lógica del enfrentamiento. Maragall se mostró convencido de que un eventual gobierno del PSOE avanzaría hacia la "España plural" y comportaría, por ejemplo, que el Ejecutivo promoviera todas las lenguas de España y no sólo el castellano. Al mismo tiempo, auguró, Cataluña reconocerá el castellano como "gran patrimonio" propio.

El candidato reivindicó el carácter socialista y de izquierdas de su propuesta y se comprometió, durante la visita que realizó a la empresa Mecalux de Cornellà de Llobregat (Barcelona), a "combatir" la precariedad laboral como la mejor forma de reducir los accidentes de trabajo. "Somos un partido de izquierdas, somos un partido socialista y la clase obrera ha de tener un papel importante", afirmó antes de iniciar un recorrido por la fábrica.

La nítida distinción entre izquierda y derecha, difuminada en otras ocasiones por el influjo de la tercera vía, se ha revelado útil para la campaña de Maragall. No sólo por su significado en el campo de las ideas, sino también porque le permite reiteradamente señalar la trabazón existente entre CiU y el PP desde hace años y criticar a ambas formaciones bajo el paraguas común de "la derecha".

El líder socialista, no obstante, se apresuró a subrayar que su propuesta socialista es moderna y plenamente adaptada al siglo XXI: "No haremos la revolución, pero el cambio será una revolución en la calidad de vida", afirmó.

En cambio, el dirigente socialista, adscrito al sector más liberal de su partido, asumió la flexibilidad como algo inexorable e incluso como algo positivo para los intereses de los trabajadores siempre y cuando, precisó, se combine con la seguridad y con una amplia protección social. "La flexibilidad puede parecer un peligro, pero es una condición [para la competitividad]", afirmó el candidato del PSC.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de noviembre de 2003