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LA POSGUERRA DE IRAK

Varias explosiones sacuden de nuevo el centro de Bagdad

Un atentado causa tres muertos en la ciudad santa iraquí de Kerbala

Tres o cuatro potentes explosiones interrumpieron ayer las reuniones familiares de las noches de Ramadán en el centro de Bagdad. Los estallidos, que se produjeron poco después de las 21.00, hora local (dos horas menos en la España peninsular), se localizaron en la orilla occidental del Tigris, junto a las oficinas del administrador estadounidense, Paul Bremer. Allí trabajan y viven la mayoría de los funcionarios de la Autoridad Provisional de la Coalición (APC), entre ellos media docena de españoles.

Casi a la misma hora, un atentado con bomba causó tres muertos y 12 heridos en la ciudad santa chií de Kerbala, a unos 80 kilómetros al sur de la capital. El incidente no fue confirmado por las fuerzas de ocupación. Por la noche, un portavoz militar informó a Reuters de la muerte de un soldado estadounidense en un ataque en Tikrit.

"Todos los españoles estamos ilesos", aseguró a esta enviada el general Luis Feliú, adjunto al ministro de Defensa estadounidense en Irak y el más alto responsable español en la

Autoridad Provisional de la Coalición (APC). Feliú, que reside en uno de los contenedores habilitados como vivienda en los jardines del Palacio de la República, dijo haber oído tres explosiones, pero desconocía el lugar exacto en el que se había producido. "Es posible que hayan caído dentro del recinto, aunque puedo asegurarle que no en la zona donde vivimos", manifestó sin querer especular sobre su origen.

Un portavoz de la coalición reconoció que habían estallado cuatro morteros en el centro de Bagdad y que el impacto se había producido cerca del recinto de la APC, en la orilla del Tigris. Esta versión coincide con el relato de algunos residentes contactados por teléfono que distinguieron una gran explosión y luego otras de menor intensidad. A última hora de la noche no había información de muertos o heridos. Aunque las autoridades levantaron el toque de queda el domingo 26 de octubre con motivo del Ramadán, la mayoría de los habitantes de la capital evita salir por la noche ante la inseguridad persistente.

Para agravar aún más la preocupación de los bagdadíes, durante la semana pasada unas octavillas presuntamente difundidas por la resistencia les instaban a evitar los lugares públicos durante el sábado y el domingo. "Tal vez se lleven a cabo operaciones especiales contra las fuerzas de ocupación usando métodos modernos y avanzados", aseguraba uno de los panfletos. La mayoría de los ciudadanos ignoró la amenaza, aunque muchos dejaron a sus hijos en casa.

El incidente más grave se produjo fuera de la capital el domingo, cuando un misil derribó un helicóptero norteamericano, lo que causó la muerte de 16 soldados y dejó heridos a otros 20. El aumento en número y gravedad de los ataques de la insurgencia iraquí contra las tropas estadounidenses oculta muchas veces las bajas entre la propia población local. Entre el domingo y ayer, al menos 12 iraquíes perdieron también la vida por las acciones de la resistencia o por disparos de las fuerzas ocupantes, según datos de las agencias de noticias. "Odio tanto a unos como a otros", declara Husein Abdulhadi, un hombre que se quedó sin trabajo con la caída de Sadam, pero que no obstante celebra la desaparición de su régimen.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de noviembre de 2003