La princesa Magdalena de Suecia y su hermano, el príncipe Carlos Felipe, no tienen que preocuparse por abonar la nota de sus visitas a los bares más "distinguidos" de Estocolmo. La casa invita, según afirma el diario Aftonbladet, el de mayor circulación del país, en su edición de ayer, después de haber investigado el asunto. Según la misma fuente, la competencia por tener como parroquianos a los hijos del rey es muy fuerte y de esta puja resultan beneficiados estos últimos. El viernes pasado, según relata el diario, la princesa Magdalena y su novio, Jonas Bergström, más varios de sus amigos, fueron invitados al Sturecompagniet, en el céntrico barrio de Stureplan, donde en unas mesas reservadas para invitados especiales, junto a la pista de baile, disfrutaron de champaña y vodka, sin que recibieran ninguna nota. Cada botella de estas bebidas cuesta en dicho establecimiento, respectivamente, 745 y 1.550 coronas. También en el bar del Café Opera, otro lugar frecuentado por los famosos, Magdalena y Carlos Felipe empinan el codo sin preocuparse por la nota. Como la invitación de bebidas alcóholicas por parte de los dueños es ilegal en Suecia, el encargado del Café Opera, Ulf Fredrick von Roth, niega sin mucha convicción que eso ocurra en el establecimiento que regenta. La jefa de prensa de la Casa Real, Elisabeth Tarras-Wahlberg, explica que para muchos propietarios de dichos bares "es un honor tener como visitantes a los príncipes", lo que explica que "sean extremadamente generosos". Pero aclara que ellos (Magdalena y Carlos Felipe) siempre tienen consigo la tarjeta y efectivo y no son ninguno aprovechados.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de noviembre de 2003